Un sacerdote estaba predicando el sermón en la misa, cuando ve que en la primera fila un señor se está quedando dormido. El cura se enfada y sube el tono de voz para despertarlo.
Como éste no se despierta, le dice un niño que estaba a su lado: – Despiértame a ese señor. – ¿Y por qué yo? -responde el pequeño-. Usted lo durmió, ¿y yo tengo que despertarlo?
A veces somos los curas los que dormimos a la gente. Un sacerdote amigo mío, que estaba estudiando en una ciudad española, se dedicó un año a recorrer iglesias y escuchar homilías. decía que había llegado a una conclusión: » en las iglesias debía haber un libro de reclamaciones».
Pero también el fiel cristiano que asiste a la Misa dominical necesita, en muchos casos, cambiar de actitud a la hora de escuchar las lecturas y el sermón. Debemos ir a aplicarnos la palabra del Señor a nuestra vida diaria y a buscar alimento para la semana. ¿Con qué disposición e interés escucho esa parte de la santa Misa?
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