Además de largos paseos por los campos de este enorme valle del río Ebro, tengo tiempo para entretenerme leyendo una interesante novela sobre los heróicos acontecimientos del dos de mayo de 1808.
La prosa fluída de Olaizola y sus personajes de ficción y reales son siempre muy atractivos. Ilustran bien sobre la época y permiten descansar y entretenerse.
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