«Los trabajadores humanitarios no somos un objetivo». Bajo este lema, la Cruz Roja lanzó hace solo unos meses una campaña de concienciación para detener la ola de asesinatos y secuestros que sufre el personal que desarrolla su labor en zonas de conflicto. Ayer, Lorena Enebral, fisioterapeuta de 38 años, fue asesinada en el centro de rehabilitación de Mazar-i-Sharif (Afganistán) en el que trabajaba desde el año pasado. Fue uno de sus pacientes el que la mató.
Gestionado por la Cruz Roja, el centro de Mazar-i-Sharif atiende a mutilados de guerra y discapacitados, y es uno de los siete establecimientos abiertos por la organización en Afganistán, donde atiende a decenas de miles de pacientes.
El asesinato de Lorena Enebral se produce solo unos meses después de que otros seis empleados de la Cruz Roja fueran asesinados en Afganistán durante un ataque en el que fueron secuestrados otros dos compañeros. «Las violentas fluctuaciones de la vida nos parecen hoy particularmente crueles», señaló la jefa de la delegación de la Cruz Roja en Afganistán, Monica Zanarelli, de nuevo de luto por un compañero, otro trabajador humanitario convertido en objetivo por los enemigos de la paz y el entendimiento entre los pueblos.
La fisioterapeuta española Lorena Enebral, de 38, llevaba desde mayo de 2016 en Afganistán, ayudando a llevar una vida activa a personas mutiladas o con alguna discapacidad. Ayer uno de los pacientes del centro de rehabilitación de Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en Mazar-e-Sharif, en el que desarrollaba su labor, le amputó su vida, al parecer de un disparo, por motivos que se desconocen. El supuesto agresor, al que se le trataba en el centro desde hacía 17 años, fue detenido.
«Estamos conmocionados, destrozados», aseguraba poco después a ABC desde Kabul Thomas Glass, portavoz del CICR en Afganistán. Según Glass, «trabajaba sobre todo con niños» y estaba centrada en pequeños con parálisis cerebral, una enfermedad que limita su movilidad. A sus compañeros les queda ahora el recuerdo de su sonrisa y la «dedicación a su trabajo», destacó. De hecho, era tal su entrega que, tras cumplir con la misión a la que había llegado a Afganistán, prorrogó en dos ocasiones su estancia en ese país, explica Thomas Glass.
«De las que dejan huella»
Antes, Enebral había ayudado a personas en otros países como Tanzania, Etiopía, Malawi o el Sáhara, donde se había dedicado a distintos proyectos para desarrollar servicios de rehabilitación infantil y la igualdad de derechos para niños y niñas con discapacidad. «Hizo un trabajo maravilloso con los discapacitados», recordaba ayer Guadalupe Martín Laborda, de África Directo, una ONG con la que empezó colaborando en Malawi y con la que luego trabajó en un centro de rehabilitación infantil en Tanzania. «Fue una voluntaria de las que dejan huella», recalca Martín Laborda, que asegura que la echarán «muchísimo de menos». «Te han quitado la vida (...), a ti que has dedicado la tuya a aliviar los dolores y discapacidades de los más necesitados de forma totalmente altruista. ¡¡No puede ser¡¡», se lamentaba esta organización en un mensaje de despedida en las redes sociales.
También trabajó en distintos centros de atención temprana en la Comunidad de Madrid. En el de la Asociación de Padres de Alumnos con Discapacidad de Alcobendas, la recuerdan como una persona muy trabajadora y de gran calidad humana. «Aunque venía a realizar una sustitución, lo hizo muy bien, como si estuviera fija», señaló ayer la directora, Pilar Crespo, que incluso quería que se hubiera quedado. La jefa de Administración, Clara Escribano, corrobora que era «una persona encantadora, un amor».
En unas declaraciones difundidas por el Comité Internacional de Cruz Roja, el jefe de operaciones, Dominik Stillhart, la definió como «el corazón» de la subdelegación en Mazar-e-Sharif. «Esto ha sido una noticia devastadora que nos ha impactado a todos y enviamos nuestras sinceras condolencias a la familia de Lorena, así como a nuestro equipo en Afganistán, que está en un profundo shock», señaló.
En la localidad segoviana de Valleruela de Pedraza, de donde eran los padres de Lorena, la noticia se recibió como «un duro golpe», informa José María Ayala. Aunque su presencia en el municipio era cada vez menos habitual por su labor de cooperante en el extranjero, «a veces venía con sus padres», según recuerda su alcalde, Gregorio Enebral Álvaro, primo del progenitor de la fallecida. El regidor la recuerda como una «chica muy guapa que hablaba con todo el mundo y se hacía querer». El municipio, de menos de un centenar de habitantes, que se encontraba estos días en fiestas, suspendió la verbena en su memoria.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, expresó su «más sentido pésame» a la familia, compañeros y amigos de la cooperante fallecida.
Mientras, la Embajada española en Kabul se encuentra realizando, junto con el CICR, «todas las gestiones para acelerar el traslado» de los restos de Lorena Enebral a España, según indicaron a ABC fuentes diplomáticas, que no pudieron añadir más detalles sobre los hechos en que perdió la vida.
abc.es
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