Escuché al arzobispo Rowan Williams que en su opinión Karl Barth era el mejor teólogo del siglo XX. Así que hoy me he asomado a este autor, a su breve obra La Humanidad de Dios y a una selección de su primer tomo de Dogmática. De momento, no me he formado una clara opinión, en próximos posts quizá la comparta. Tampoco quisiera parecer presuntuoso al escribir cierto tipo de posts. Aunque tampoco va a ser todo el blog de temas al estilo cuál era el relleno de mi tarta de cumpleaños.
Observo que Maduro sigue empeñado en su brujería constitucional. El guion de esta obra de teatro ya lo he visto varias veces. No me levantaré de mi butaca hasta el último acto y su epílogo. Como en las obras de Shakespeare, haré de narrador final. O como en la última escena del acto V y final de Hamlet, declamaré:
Quitad, quitad de ahí esos cadáveres. Espectáculo tan sangriento, más es propio de un campo de batalla que de este sitio.
Hoy he enviado a varias editoriales mi libro sobre el Apocalipsis. Esperaré un tiempo razonable y veré si lo publico en papel o en forma digital.
Voy a hablar con un muy buen amigo de Venezuela por Skype en cuanto acabe de subir este post. Me ha dicho que me llamaba en cuanto se duchara, porque olía a gases lacrimógenos. Sí, quítate el olor a represión, le he dicho, y hablamos.
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