"Éste es el mejor día que he visto para la Marcha por la Vida, en más de un sentido. Me siento profundamente honrado de estar hoy ante vosotros. Me siento profundamente honrado de ser el primer vicepresidente de los Estados Unidos que ha tenido el privilegio de asistir a este evento histórico": con estas palabras inició Mike Pence su alocución ante la 44ª Marcha por la Vida celebrada este viernes en Washington.
No había exageración en la palabra "histórico". No sólo la asistencia de cientos de miles de personas ha sido de las más numerosas en la historia de estas manifestaciones, recurrentes cada año desde la legalización del aborto en 1973. Es que además nunca había habido una representación institucional tan alta, por la presencia de Pence y de Kellyanne Conway, jefa de campaña de Donald Trump y ahora asesora presidencial, el mayor alto cargo de la Casa Blanca jamás presente en estas concentraciones provida.
Pero, además, Pence dejó claro que no estaba solo a título personal: "El presidente Trump me pidió que estuviese hoy aquí con vosotros. Me pidió que os agradeciese vuestro apoyo, vuestra posición provida y vuestra compasión por las mujeres y los niños de Estados Unidos".
El vicepresidente norteamericano recordó que la nación se fundó sobre la convicción de que todo ser humano "tiene ciertos derechos inalienables, y entre ellos están la vida, la libertad y la persecución de la felicidad. Hace 44 años, nuestro Tribunal Supremo dio la espalda al primero de esos ideales eternos, pero hoy, tres generaciones después, gracias a todos vosotros y a los miles que están con nosotros en manifestaciones como ésta en todo el país, ¡la vida está ganando de nuevo en América!".
"Esto es evidente por la elección de mayorías provida en el Congreso", continuó: "Pero no es menos evidente por la histórica elección de un presidente que, puedo decir con orgullo, está por el derecho a la vida: el presidente Donald Trump".
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