Lo de la Amoris Laetitia se está convirtiendo no sé si en un escándalo de enormes proporciones o directamente en un cachondeo, pero lo que llevamos visto desde su publicación me parece del todo inaceptable. Nueve meses en la calle y ya hemos leído de todo.
Que haya opiniones de todo tipo entre los fieles, en la prensa, las redes sociales o los Hare Krishna es algo que no me inquieta lo más mínimo. El asunto es que las discrepancias y las interpretaciones del todo divergentes las vemos en obispos y cardenales, y esto sí que es una cosa muy seria.
La clave de todo el asunto está en la posibilidad del acceso a los sacramentos de penitencia y eucaristía de los fieles que viven una situación matrimonial no bendecida por el sacramento, y aquí estamos viendo y leyendo de todo.
Unos cuantos dicen, han dicho, que sí. Con condiciones, pero sí. La diócesis de Roma dice que es cosa del confesor. Los obispos argentinos que sí en algún caso, en interpretación avalada por el papa Francisco. Hace apenas unos días los obispos de Malta que sí sin más condición que sentirse en paz en su conciencia. La posición del cardenal Kasper es clara: no se cambia nada, pero se abre el acceso a la comunión. Con él tenemos a Marx o Fernández Tucho, según algunos el teólogo de cabecera del papa Francisco.
Otros dicen que no, o dicen que se lo expliquen. Ahí tenemos la dubia de los cuatro cardenales conocidos y los otros dos no conocidos, pero dubia de seis que tienen todo el derecho y el deber de preguntar, aunque se les amenace, como hizo en Madrid un ilustre de la Rota romana. Hoy nos encontramos con que los obispos de Kazajistán piden oraciones para que el Papa confirme la doctrina católica sobre Matrimonio y Eucaristía y aclare las posiciones heterodoxas sobre el particular.
No entro en más. Basta repasar medios de información religiosa de los últimos meses para darse cuenta de que aquí se ha montado un lío de tres pares de narices. Los mismos fieles están divididos, la doctrina varía de diócesis en diócesis y de parroquia en parroquia, hasta en confesión la gente plantea objeciones muy serias y se te planta y te dice que de eso nada. Porque claro, en apenas dos o tres días, ¿a quién hacemos caso? ¿a los obispos de Malta o a los de Kazajistán, tan sucesores de los apóstoles unos como otros? ¿A Kasper o a Burke? ¿A los obispos argentinos o a los polacos? ¿Y en España? ¿Alguien dice algo? Que yo sepa el arzobispo de Granada se ha unido a la interpretación de los argentinos. Pero ahí estamos. Nada más.
Esto es un cachondeo y un conjunto de disparates. Pues a ver si alguien lo aclara.
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