Viernes 16 de Septiembre de 2016
Santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires
(MO). Rojo.
Cornelio fue Papa entre los años 251 y 253. Cipriano era obispo de Cartago. Ambos vivieron tiempos de persecución de parte del Imperio Romano. Uno de los problemas que debieron resolver tuvo que ver con la reincorporación a la Iglesia de los cristianos que habían apostatado de su fe durante la persecución. En contra de posturas rigoristas, Cornelio y Cipriano sostuvieron que no se podía negar el perdón a quienes se arrepentían de corazón.
Antífona de entrada
Los santos derramaron su sangre por el Señor, amaron a Cristo en su vida, lo han imitado en su muerte y por eso merecieron la corona de gloria.
Oración colecta
Dios nuestro, que diste a tu pueblo como pastores solícitos y mártires invictos a los santos Cornelio y Cipriano, por su intercesión, fortalece nuestra fe y constancia y concédenos trabajar generosamente por la unidad de la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Señor, acepta la ofrenda que tu pueblo te presenta en honor de tus mártires, y así como la eucaristía fortaleció en la persecución a los santos Cornelio y Cipriano, también a nosotros nos alcance la constancia en medio de las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 22, 28-30
Dice el Señor: “Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por eso yo les confiero el Reino, y ustedes comerán y beberán en mi mesa”.
Oración después de la comunión
Por estos misterios recibidos te suplicamos, Padre, que nos confirmes con tu espíritu de fortaleza para que, a ejemplo de los santos Cornelio y Cipriano, demos fiel testimonio de la verdad evangélica. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura 1Cor 15, 12-20
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan? ¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó! Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes. Incluso, seríamos falsos testigos de Dios, porque atestiguamos que él resucitó a Jesucristo, lo que es imposible, si los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados. En consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre. Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Palabra de Dios.
Comentario
Algunas escuelas de filosofía griega postulaban la creencia en la reencarnación, por la cual sostenían que un alma iba migrando de un ser a otro. Por eso decían “no hay resurrección de los muertos”. Ante esto, san Pablo es enfático y señala sin lugar a dudas que los cristianos creemos en la resurrección como triunfo definitivo sobre el pecado y la muerte. Cristo ya resucitó, de una vez y para siempre, y nosotros esperamos participar de su condición gloriosa.
Sal 16, 1. 6-7. 8b. 15
R. ¡Me saciaré de tu presencia, Señor!
Escucha, Señor, mi justa demanda, atiende a mi clamor; presta oído a mi plegaria, porque en mis labios no hay falsedad. R.
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu gracia, tú que salvas de los agresores a los que buscan refugio a tu derecha. R.
Escóndeme a la sombra de tus alas, y por tu justicia, contemplaré tu rostro, y al despertar, me saciaré de tu presencia. R.
Aleluya cf. Mt 11, 25
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.
Evangelio Lc 8, 1-3
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor.
Comentario
“Estas mujeres son modelo de discipulado: siguen a Jesús, habiendo antes experimentado su salvación, y ellas y sus bienes se ponen al servicio del Mesías y del anuncio del Reino de Dios”.
Oración Introductoria
Qué dicha la de los Doce y de las mujeres que supieron reconocerte y por ello dejaron todo para acompañarte y servirte. Permite que encuentre la luz y la fortaleza en esta oración para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten dificultades y problemas.
Petición
Jesucristo, ayúdame a escucharte, acompañandote en la oración, en el Santísimo Sacramento.
Meditación
Hoy, nos fijamos en el Evangelio en lo que sería una jornada corriente de los tres años de vida pública de Jesús. San Lucas nos lo narra con pocas palabras: «Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva» (Lc 8,1). Es lo que contemplamos en el tercer misterio de Luz del Santo Rosario.
Tres mujeres en primera línea. Cada una con su vocación particular y las tres seguidoras incansables de las huellas de Jesús.
María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles. María Magdalena, la apasionada discípula que está junto a la cruz en el Calvario, junto a la Virgen y san Juan.
Había otras mujeres que seguían al Maestro de Nazaret. Juana también le acompañó desde los tiempos felices de los milagros hasta el dolor del sepulcro tras la muerte de Cristo. Era una persona importante en la ciudad. Una de esas santas mujeres que sabían estar, al mismo tiempo, entre la alta sociedad de la época y entre los pobres que escuchaban las palabras del Mesías.
También Susana ejerció un papel importante. Ella colaboraba con sus bienes para que el Señor y sus discípulos pudiesen dedicarse a lo importante: la predicación del Reino de los Cielos.
Son mujeres de actualidad, con un testimonio muy vivo. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.
Reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.
Jesús continúa pasando cerca de nosotros ofreciéndonos sus bienes sobrenaturales: cuando hacemos oración, cuando leemos y meditamos El Evangelio para conocerlo y amarlo más e imitar su vida, cuando recibimos algún sacramento, especialmente la Eucaristía y la Penitencia, cuando nos dedicamos con esfuerzo y constancia al trabajo de cada día, cuando tratamos con la familia, los amigos o los vecinos, cuando ayudamos a aquella persona necesitada material o espiritualmente, cuando descansamos o nos divertimos... En todas estas circunstancias podemos encontrar a Jesús y seguirlo como aquellos doce y aquellas santas mujeres.
Pero, además, cada uno de nosotros es llamado por Dios a ser también “Jesús que pasa”, para hablar —con nuestras obras y nuestras palabras— a quienes tratamos acerca de la fe que llena de sentido nuestra existencia, de la esperanza que nos mueve a seguir adelante por los caminos de la vida fiados del Señor, y de la caridad que guía todo nuestro actuar.
La primera en seguir a Jesús y en “ser Jesús” es María. ¡Que Ella con su ejemplo y su intercesión nos ayude!
Propósito
Acompañar a Cristo en el Santísimo Sacramento y llevar a los demás un mensaje de amor de Jesús.
Diálogo con Cristo
Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seammos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad.
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