La liturgia diaria meditada - El que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado (Mt 23,1-12) 20/08



Sábado 20 de Agosto de 2016
San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia
(MO). Blanco.

Martirologio Romano: Memoria de san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia, el cual, habiendo ingresado con treinta compañeros en el nuevo monasterio del Cister, fue después fundador y primer abad del monasterio de Clairvaux (Claraval), dirigiendo sabiamente a los monjes por el camino de los mandamientos del Señor, con su vida, su doctrina y su ejemplo. Recorrió una y otra vez Europa para restablecer la paz y la unidad e iluminó a la Iglesia con sus escritos y sabios consejos, hasta que descansó en el Señor cerca de Langres, en Francia (+1153 dC). Fecha de canonización: Fue canonizado el año 1170 por el papa Alejandro III, y posteriormente el papa Pío VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia.

Antífona de entrada         
El Señor colmó a san Bernardo con el espíritu de entendimiento, para servir al pueblo de Dios con abundante doctrina.

Oración colecta     
Dios nuestro, que encendiste al abad san Bernardo con el celo por tu casa e hiciste de él una lámpara que brillaba y ardía en tu Iglesia, concédenos por su intercesión que, animados por ese mismo espíritu, caminemos siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Te ofrecemos, Señor, este sacramento de la unidad y de la paz en memoria del abad san Bernardo, que brilló por su palabra y sus obras y promovió con firmeza la concordia y la disciplina en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. Jn 15, 9
Así como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes, dice el Señor; permanezcan en mi amor.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios nuestro, que el alimento recibido en la conmemoración de san Bernardo produzca su fruto en nosotros, para que, fortalecidos por sus ejemplos y siguiendo sus enseñanzas, arda en nosotros el amor por tu Verbo encarnado. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Lectura        Ez 40, 1. 3; 43, 1-7a
Lectura de la profecía de Ezequiel.
La mano del Señor descendió sobre mí, y me llevó a Jerusalén. Y vi a un hombre que por su aspecto parecía de bronce. Él me llevó hacia la puerta del Templo que miraba al oriente, y yo vi que la gloria del Dios de Israel venía desde el oriente, con un ruido semejante al de las aguas caudalosas, y la tierra se iluminó con su Gloria. Esta visión era como la que yo había visto cuando el Señor vino a destruir la ciudad, y como la que había visto junto al río Quebar. Entonces caí con el rostro en tierra. La gloria del Señor entró en la Casa por la puerta que daba al oriente. El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y yo vi que la gloria del Señor llenaba la Casa. Y oí que alguien me hablaba desde la Casa, mientras el hombre permanecía de pie junto a mí. La voz me dijo: “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde se asienta la planta de mis pies. Aquí habitaré para siempre en medio de los israelitas”.
Palabra de Dios.

Comentario
Varias veces leemos en este texto la expresión “gloria del Señor”. Esta gloria aparece en el mundo, en el Templo, y lo llena todo, como si fuera la misma luz. Porque nada queda afuera de la gloria de Dios, es decir, de Dios mismo.

Sal 84, 9ab. 10-14
R. ¡La gloria del Señor habitará en nuestra tierra!

Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.

El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.

Aleluya        Mt 23, 9-10
Aleluya. No tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Aleluya.

Evangelio     Mt 23, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.

Comentario
Cuando escuchamos algunas palabras que salen de alguien que no es coherente entre lo que dice y hace se desacredita a sí mismo: su discurso, su vida y su autoridad. Es algo lógico, pero también debemos “saltar” la mediocridad y debilidad humanas y estar abiertos al mensaje que, incluso, podría cambiar nuestra propia vida.

Oración introductoria
Señor, el mundo necesita, sobre todo, testigos más que maestros, testimonio más que sermones, humildad más que vanagloria, por ello te pido que ilumines mi oración para que sea el fuego de tu amor el que transforme mis actitudes de debilidad en fortaleza, de egoísmo en amor, y de soberbia en servicio.

Petición
Jesús, dame tu gracia y la fuerza para vivir siempre de acuerdo a tu Evangelio.

Meditación 

Hoy, Jesucristo nos dirige nuevamente una llamada a la humildad. Antes de apropiarnos de todos estos títulos, procuremos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y que de Él hemos recibido.

Como dice san Pablo, «¿qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7). De manera que, cuando tengamos conciencia de haber actuado correctamente, haremos bien en repetir: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10).

El hombre moderno padece una lamentable amnesia: vivimos y actuamos como si nosotros mismos hubiésemos sido los autores de la vida y los creadores del mundo. Por contraste, causa admiración Aristóteles, el cual —en su teología natural— desconocía el concepto de la “creación” (noción conocida en aquellos tiempos sólo por Revelación divina), pero, por lo menos, tenía claro que este mundo dependía de la Divinidad (la “Causa incausada”). 

¿Por qué un cristiano puede llegar a ser así? ¿Qué sucede en el corazón de aquel cristiano, que se vuelve así? Solo hay una explicación: aquel cristiano no ora. Y si no hay oración, siempre cerrarás la puerta. La llave que abre la puerta a la fe es la oración. 

Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es un testimonio altivo. Es un soberbio, es un orgulloso, es un seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción. Cuando un cristiano ora, no se aparta de la fe, habla con Jesús. Y, cuando digo orar, no digo decir oraciones, porque estos maestros de la ley decían muchas oraciones. En cambio, Jesús dice: Cuando ores, entra en tu habitación y ora al Padre en secreto, de corazón a corazón. Una cosa es orar y otra es decir oraciones. Estos no oran, abandonan la fe y la convierten en ideología moralista, sin Jesús. 

"El más grande entre vosotros será vuestro servidor". Cuando le vemos en la oscura y fría cueva de Belén. Él, que tiene el dominio de todo. O en la pobre casa de Belén, el que enriquece el mundo de belleza. Cuando muere en la cruz, vejado y abandonado por los hombres. Sí, Cristo nos vino a enseñar el camino al Padre, el camino de la sencillez, de la humildad. Qué lejos de Dios están los soberbios porque en su corazón sólo habitan ellos y Dios no puede entrar. 

Cristo, por otra parte, no reprocha la doctrina de los fariseos sino que reprocha su incoherencia, entre lo que predican y lo que viven. Cristo vivió lo que predicó y derramó su bendita sangre por nuestros pecados. Fue insobornable ante el miedo, valiente en su predicación porque hablaba con verdad. Por eso mismo sus perseguidores exclamaron: "todo lo ha hecho bien".

Aprovechemos para fortalecer nuestras convicciones como discípulos de Jesucristo. Tratemos de tener momentos sagrados de "desierto" donde nos reencontremos con nosotros mismos y con el verdadero modelo y maestro. Y frente a las situaciones concretas en las que muchas veces no sabemos cómo reaccionar podríamos preguntarnos: ¿qué diría Jesús?, ¿cómo actuaría Jesús?

Propósito
Rectificar mis intenciones varias veces al día. 

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a vivir en la perspectiva del amor. Que sea fiel a mi vocación de discípulo y misionero. Que por amor a Ti sea auténtico, generoso y desinteresado en todas mis relaciones con los demás. Que el amor me lleve a cumplir mi misión para que otros puedan experimentar la alegría de tu presencia. 


Let's block ads! (Why?)

01:34

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

SacerdotesCatolicos

{facebook#https://www.facebook.com/pg/sacerdotes.catolicos.evangelizando} {twitter#https://twitter.com/ofsmexico} {google-plus#https://plus.google.com/+SacerdotesCatolicos} {pinterest#} {youtube#https://www.youtube.com/channel/UCfnrkUkpqrCpGFluxeM6-LA} {instagram#}

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets