A mí me gusta, en mi Parroquia, ofrecer a los fieles calendarios o almanaques. Me encantaría que, en cada una de las casas de mis feligreses, hubiese uno de estos calendarios.
A la hora de pensar en estos calendarios, suelo escoger alguna imagen que me parezca significativa. En la primera versión, de cien ejemplares, de cara al año 2016, he optado por un precioso cuadro de Antonello de Messina: “Cristo muerto sostenido por un ángel”.
Este cuadro se conserva en el Museo del Prado y es de una belleza absolutamente conmovedora. No es una pintura de enormes dimensiones. Mide 74 cm x 51 cm. Y esta obra, de un artista siciliano del siglo XV, llegó, no sé cómo, a una familia de Monforte de Lemos (Lugo), y, tras varias peripecias, al Museo del Prado.
No hace mucho, en mayo, he podido verla directamente, otra vez, en el Museo del Prado. Un ángel lloroso sostiene a Cristo muerto. La expresión del ángel lo dice todo. Cristo aparece desnudo, con una herida en el costado. En el fondo, los olivos y las calaveras; el monte Calvario.
Cristo es la encarnación de la misericordia. Dios Padre nos ama misericordiosamente, apiadándose de nosotros, porque ama a su Hijo, a Cristo, el Verbo encarnado. El Hijo de Dios hecho hombre, y no solo hecho hombre, sino traspasado y muerto. A nosotros se nos escapa esa conmoción; a los ángeles, no.
Dios se apiada de nosotros, porque, así Él lo ha querido, nosotros somos, en cierto modo, su Hijo. Nos ha hecho hijos en el Hijo.
Pero si hay Hijo, e hijos, hay Madre. Y sigo fiel a Antonello de Messina proponiendo, como icono del siguiente calendario, la excepcional “Annunciata di Palermo”. La Virgen Santísima leyendo la Escritura y dejándose sorprender por el arcángel, que le anuncia su maternidad.
Pero no todo es la imagen. En los calendarios, o almanaques, suelo poner el horario de la Misa dominical y de la semana, el teléfono de la Parroquia y algún otro dato complementario.
¿Cuál será mi tercera imagen? Desearía seguir fiel al proyecto del Año de la Misericordia y, por coherencia, también a Antonello de Messina.
Todas las papeletas las tiene, de momento, “Cristo alla colonna”. Un cuadro que he disfrutado, no hace mucho, tampoco, en París, en el Museo del Louvre.
No cuesta nada dejarse seducir por la belleza. La historia de la Iglesia, y del arte, es así de generosa.
Guillermo Juan Morado.
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