Es verdad que es dramático ver cómo tras el verano parece que se ha perdido todo lo del año precedente y en realidad se ha retrocedido (“¡Ya no se acuerdan de nada!”). No menos dramático es comprobar cómo muchos ya no han vuelto una vez han celebrado la primera comunión, la confirmación, … La sensación es dramática y es posible que nos dejemos llevar por el desánimo.
Compartimos contigo, querido catequista, una reflexión que hacía el Padre Juan Jáuregui al respecto, ofreciéndonos 10 sugerencias para seguir creyendo y apostando por la catequesis:
¿QUE QUEDA?
Una pregunta
Eres catequista de niños. A lo mejor te preguntas, como muchos se preguntan: ¿Cómo es posible que con tantos esfuerzos, con tanta catequesis, al final no quede nada? Te pongo la pregunta ahora, al principio de curso.
Quizás la afirmación es un poco exagerada: No queda nada. ¿Es posible evaluar hoy lo que la catequesis labra en el corazón de los niños? ¿Podemos hablar realmente de “nada”? ¿No será mucho decir? Por lo menos cabe imaginar que “algo queda”. Pero la pregunta sí revela que muchos catequistas encuentran al final de una etapa de catequesis infantil unos resultados pobres, o más pobres de lo que esperaban.
Esta pregunta final es bueno que la planteemos al inicio de la catequesis, no como un lamento, sino como una llamada de atención y como un impulso que nos lleve a hacer algo nuevo, a inventar respuestas.
Diez sugerencias
1.- Ten una atención continua, constante, cariñosa con cada niño. Es esencial en la catequesis de los niños como lo es el alimento para el cuerpo.
2.- Dedícales tiempo generosamente y mucha comprensión. Si quieres que “entren” en lo que tú les propones, entra tú primero en lo que a ellos les gusta.
3.- Ayúdales a abrirse a nuevas experiencias. Que se sientan siempre acompañados y que vean que lo que les propones es vital para ti, forma parte de tu manera de ser, no es algo postizo.
4.- Procura que en tus catequesis haya siempre algo que hacer, no sólo algo que escuchar o aprender. Los niños aprenden mejor haciendo.
5.- Ten palabras de ánimo y de aprobación para resaltar el esfuerzo que hacen, como grupo y cada persona.
6.- No tengas miedo en dar les responsabilidades de acuerdo a sus posibilidades.
7.- No olvides que cada niño o niña es único. Trata a cada persona como única. No compares a nadie con otro. Lo que es bueno para uno posiblemente no lo sea para otro. Cada niño tiene derecho a ser original e irrepetible.
8.- No reprimas tu desaprobación cuando sea necesario. Desaprobar una acción no es negar el cariño. El niño tiene que aprender que no todas las acciones son igualmente válidas.
9.- Las amenazas sirven de poco. Di y haz lo que tienes que decir y hacer, pero no amenaces con cosas que después no se cumplen. Las amenazas que no se cumplen desorientan al niño o te hacen poco creíble. Acostumbra a los niños a ver que la palabra pronunciada se cumple. En ocasiones no se cumple porque interviene otro factor: el amor perdona.
10.- No esperes demasiada gratitud y recompensa. Es el adulto el que está a disposición de los niños, como son los padres los que han querido al hijo. Aprenderán la acción de gracias viendo tu entrega desinteresada. No estás con ellos para que te den gracias. Tus motivos de estar con ellos son otros.
Una pregunta
Eres catequista de niños. A lo mejor te preguntas, como muchos se preguntan: ¿Cómo es posible que con tantos esfuerzos, con tanta catequesis, al final no quede nada? Te pongo la pregunta ahora, al principio de curso.
Quizás la afirmación es un poco exagerada: No queda nada. ¿Es posible evaluar hoy lo que la catequesis labra en el corazón de los niños? ¿Podemos hablar realmente de “nada”? ¿No será mucho decir? Por lo menos cabe imaginar que “algo queda”. Pero la pregunta sí revela que muchos catequistas encuentran al final de una etapa de catequesis infantil unos resultados pobres, o más pobres de lo que esperaban.
Esta pregunta final es bueno que la planteemos al inicio de la catequesis, no como un lamento, sino como una llamada de atención y como un impulso que nos lleve a hacer algo nuevo, a inventar respuestas.
Diez sugerencias
1.- Ten una atención continua, constante, cariñosa con cada niño. Es esencial en la catequesis de los niños como lo es el alimento para el cuerpo.
2.- Dedícales tiempo generosamente y mucha comprensión. Si quieres que “entren” en lo que tú les propones, entra tú primero en lo que a ellos les gusta.
3.- Ayúdales a abrirse a nuevas experiencias. Que se sientan siempre acompañados y que vean que lo que les propones es vital para ti, forma parte de tu manera de ser, no es algo postizo.
4.- Procura que en tus catequesis haya siempre algo que hacer, no sólo algo que escuchar o aprender. Los niños aprenden mejor haciendo.
5.- Ten palabras de ánimo y de aprobación para resaltar el esfuerzo que hacen, como grupo y cada persona.
6.- No tengas miedo en dar les responsabilidades de acuerdo a sus posibilidades.
7.- No olvides que cada niño o niña es único. Trata a cada persona como única. No compares a nadie con otro. Lo que es bueno para uno posiblemente no lo sea para otro. Cada niño tiene derecho a ser original e irrepetible.
8.- No reprimas tu desaprobación cuando sea necesario. Desaprobar una acción no es negar el cariño. El niño tiene que aprender que no todas las acciones son igualmente válidas.
9.- Las amenazas sirven de poco. Di y haz lo que tienes que decir y hacer, pero no amenaces con cosas que después no se cumplen. Las amenazas que no se cumplen desorientan al niño o te hacen poco creíble. Acostumbra a los niños a ver que la palabra pronunciada se cumple. En ocasiones no se cumple porque interviene otro factor: el amor perdona.
10.- No esperes demasiada gratitud y recompensa. Es el adulto el que está a disposición de los niños, como son los padres los que han querido al hijo. Aprenderán la acción de gracias viendo tu entrega desinteresada. No estás con ellos para que te den gracias. Tus motivos de estar con ellos son otros.
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