Del Vatican Insider
La reforma de la Curia Romana va a ser lenta. Los movimientos que impulsa el Papa son complejos y tomarán su tiempo. Eso lo advirtió el cardenal Javier Lozano Barragán, uno de los primeros purpurados en tomar la palabra en el Consistorio que sesiona estos días en el Vaticano. El clérigo mexicano expresó una objeción: no está convencido de las bondades de transferir las competencias del Pontificio Consejo para las Pastoral de la Salud a una nueva congregación que atenderá asuntos sociales, ecológicos, de justicia y paz.
Allí mismo más de 160 “príncipes de la Iglesia” se reunieron este jueves y viernes, a puerta cerrada, para discutir un borrador presentado por el llamado “C-9”, el consejo de cardenales que asesora al pontífice en el gobierno de la Iglesia universal.
“Se trató de una presentación inicial de los trabajos realizados por la comisión que el Papa creó para la reforma de la Curia, entonces nos dijeron que trabajaron con los aportes de muchísimos personas y dieron a conocer la conclusión de sus estudios, para preguntarnos qué nos parecían”, explicó Lozano.
Destacó además que la principal medida propuesta por el “C-9” es la creación de dos nuevos grandes “dicasterios”, con forma de congregaciones: Una que trataría temas relacionados con los laicos y otra dedicada a cuestiones sociales. Esas dos congregaciones absorberían el trabajo que ahora desempeñan seis oficinas de menor rango, que llevan los nombres de pontificios consejos. De esa manera se aseguraría un ahorro de recursos y mayor eficacia.
Durante 12 años (1997-2009), el cardenal Lozano Barragán presidió el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. Por su conocimiento sobre la Curia decidió ser uno de los primeros en tomar la palabra en las discusiones del Consistorio, el jueves por la mañana.
“En la presentación pusieron que el consejo de la Salud se incluyese en la nueva congregación dedicada al tema de justicia y paz, pero para mi que no se entiende porque este dicasterio de la salud no es para promover la salud sino para evangelizar al mundo de la salud, los cual es una cosa muy distinta. Es decir, no es el ministerio de Salud de un Estado sino que tiene como objetivo evangelizar”, explicó.
“Mi intervención fue, entre otras cosas, para decirles que en la Curia todos los pontificios consejos se compenetran y entonces pueden estar en cualquier lado. La finalidad de la curia es ayudar al Papa, ser la raíz y la firmeza de la Iglesia en estos tiempos. Para ello lo que se necesita reformar es bueno”, agregó.
En general los cardenales se han mantenido prudentes a la hora de opinar sobre el trabajo del “C-9” y sus propuestas de reforma. A la salida de sus sesiones de trabajo, muchos de ellos preferían no brindar declaraciones a la prensa o se limitaban a comentarios genéricos. Por ejemplo el francés Paul Poupard, ante la insistencia de los periodistas y la pregunta sobre cuál era el ambiente en los trabajos del Consistorio exclamó: “¡Como el cielo, limpio y transparente!”.
El nuevo cardenal uruguayo, Daniel Sturla, por su parte señaló: “Hay propuestas muy hermosas que deben ser tamizadas por la opinión de mucha gente que también tiene mucho para aportar”. Mientras el también flamante purpurado español, Ricardo Blázquez, sostuvo que su primera impresión fue que los cardenales forman parte de un “colegio muy maduro y responsable”.
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