“Dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidado de no practicar vuestra justicia delante de los hombres. Cuando hagas limosna. no vayas tocando la trompeta por delante, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha… Cuando recéis, no seáis como los hipócritas… Cuando ayunéis no andéis cabizbajos… Cuando ayunes, perfúmate a cabeza y lávate la cara…” ( Mt 6,1-6.16-18)
Hoy comenzamos la Cuaresma con la celebración de la ceniza.
Para muchos es como si comenzásemos el invierno espiritual.
Nos suena a penitencia y austeridad.
Nos suena a ayuno y abstinencia.
Nos suena a un tiempo de seriedad donde la alegría está prohibida.
¿Será esa la Cuaresma que Dios espera de nosotros?
Yo diría que la Cuaresma es un camino hacia la Pascua.
La Cuaresma es:
un camino hacia la fiesta del hombre nuevo.
un camino de fiesta porque es el camino de lo nuevo.
un camino de la fiesta del hombre nuevo pascual.
un camino de interioridad para encontrarnos con la verdad.
un camino para renovar la nueva savia que nos riega por dentro.
un camino para renovar y revitalizar nuestras raíces cristianas.
Puede que la Cuaresma tenga mucho de invierno.
Pero un invierno que prepara la nueva primavera.
Jesús en este Evangelio ya nos marca el camino:
Comienza por reconstruir el hombre por dentro.
Comienza por renovar al hombre por dentro.
Comienza por llamarnos a vivir la verdad interior.
Comienza por invitarnos a evitar esas exterioridades que nos falsifican.
Nada de vivir de las apariencias.
Nada de vivir esperando el juicio de los hombres.
Nada de vivir esperando el aplauso de los hombres.
Nada de vivir esclavos del aplauso de los hombres.
Jesús nos invita:
A encontrarnos con nuestra verdad delante de Dios.
A dejarnos ver interiormente por Dios.
A dejarnos encontrar con la verdad de Dios en nosotros.
A dejarnos purificar interiormente.
En la Pascua, Jesús no recreará como hombres nuevos.
Una recreación que comienza el mismo día de ceniza.
“Convertíos y creed en el Evangelio”.
Cambiad de mentalidad.
Cambiad de criterios.
Cambiad de valores.
Cambiad de modo de ver.
Cambiar de modo de pensar.
Cambiad de modo de presentaros ante los hombres.
Como el cantero que va golpeando la piedra.
Va moldeando la piedra.
Hasta que arranca de ella esa bella imagen que todos admiramos.
De Miguel Angel se dice que cuando terminó su Moisés, le dio un martillazo diciéndole: “Habla”.
Jesús terminada la Cuaresma y amanecida la Pascua soplará sobre nosotros y nos dirá: “Recibid el Espíritu Santo”.
Clemente Sobrado C. P.
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