“Dijo Jesús a sus discípulos: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre… Pues vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden, Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas”. (Mt 7,7-12)
Cinco pequeños versículos.
Doce verbos fundamentales.
Varios repetidos.
Y cuatro finales que son la síntesis.
“Pedir y dar”.
“Buscar y encontrar”.
“Llamar y abrir”.
“Pedir y recibir”.
“Buscar y encontrar”.
¿Qué hay detrás de todo esto?
Está nuestra condición de pobreza y necesidad.
Y está nuestra experiencia de Dios Padre.
Está nuestra relación con los demás.
Y está la síntesis del Evangelio y de la ley.
Está la síntesis de lo que es nuestra oración cristiana:
Una oración de necesitados que pedimos.
Una oración de necesitados que sabemos que recibiremos.
Es nuestra fe y confianza en Dios Padre.
Es una oración que busca a Dios.
Es una oración que nos da seguridad de que algún día le encontraremos.
Es una oración del que llama a la puerta del corazón de Dios.
Seguros de que algún día lo encontraremos abierto.
Es la oración del que busca seguro de “quien busca termina encontrando”.
Detrás está la experiencia de Dios como Padre.
La experiencia de nuestra confianza en el Padre.
La experiencia de hijos que se fían y confían en el Padre.
Nos revelamos a nosotros mismos.
Hijos necesitados.
Hijos que pasamos la vida buscando.
Hijos que pasamos la vida llamando.
Hijos que tienen confianza en su padre, pero mucho más en el Padre Dios.
Padres que no saben dar cosas malas a sus hijos.
Abandono total de que el Padre nos dará siempre lo que necesitamos, aunque no sea siempre lo que pedimos.
Una oración que no puede quedar encerrada en nosotros mismos.
Sino que es una oración que nos abre también a nuestros hermanos.
En ella vivimos una experiencia fundamental:
“Dios nos ama como se ama a sí mismo”.
Y una consecuencia: “Amar a nuestro hermano como a nosotros mismos”.
Por tanto:
Una oración filial.
Una oración fraterna.
Una oración que nos transforma y se expresa en el amor.
Una oración que nos hace comprender la esencia de nuestra fe:
“en esto consiste la Ley y los profetas”.
¿Sabes ahora lo que es la oración y cómo hemos de orar?
Pidiendo, buscando, llamando, amando.
Son los cuatro verbos que expresan nuestra oración.
“se nos dará”, “encontraremos”, “se nos abrirá”, “encontraremos”.
Son los cuatro verbos que expresan nuestra confianza y abandono.
La Cuaresma es el tiempo:
De pedir.
De buscar.
De llamar.
De amar.
Clemente Sobrado C. P.
Archivado en: Ciclo B, Cuaresma Tagged: amor, buscar, dar, oracion, pedir
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