Pablo distingue bien: hijos de la ley e hijos de la fe. A vino nuevo,
odres nuevos. Y por esto la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos
cambios. Nos pide que dejemos de lado las estructuras caducas: ¡no
sirven! Y que tomemos odres nuevos, los del Evangelio. No se puede
comprender la mentalidad – por ejemplo – de estos doctores de la ley, de
estos teólogos fariseos: no se pude entender su mentalidad con el
espíritu del Evangelio. Son cosas distintas. El estilo del Evangelio es
un estilo diverso, que lleva la ley a la plenitud. ¡Sí! Pero de un modo
nuevo: es el vino nuevo, en odres nuevos.
odres nuevos. Y por esto la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos
cambios. Nos pide que dejemos de lado las estructuras caducas: ¡no
sirven! Y que tomemos odres nuevos, los del Evangelio. No se puede
comprender la mentalidad – por ejemplo – de estos doctores de la ley, de
estos teólogos fariseos: no se pude entender su mentalidad con el
espíritu del Evangelio. Son cosas distintas. El estilo del Evangelio es
un estilo diverso, que lleva la ley a la plenitud. ¡Sí! Pero de un modo
nuevo: es el vino nuevo, en odres nuevos.
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