El evangelio de hoy (Mt 20,1-16) nos propone la parábola del viñador que contrata jornaleros para que trabajen en su viña. Unos al amanecer, otros a media mañana, a medio día, a media tarde y al acabar la jornada. Al final, a todos les paga igual.
Algunos protestan, porque han trabajado más y reciben el mismo salario que los que se han unido más tarde, pero no se dan cuenta de que lo que reciben es mucho más de lo que merecen y de que trabajar en la viña de este Señor nuestro es ya un privilegio y un don.
Lo cuenta muy bien el siguiente poema de José Luis Blanco Vega, que la liturgia de las horas propone como himno de vísperas:
Hora de la tarde,
fin de las labores.
amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.
1. Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.
2. Das al vespertino
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Eres Tú la viña
cuida los sarmientos.
En el video pueden escuchar una interpretación de este himno con música de Juan Antonio Espinosa:
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