Cada año, en el domingo siguiente a la fiesta de la Asunción, damos gracias a Dios por nuestro templo parroquial y valoramos esta herencia que cuidamos y transmitimos con gusto a las nuevas generaciones.
En el templo habita Jesucristo Sacramentado como uno más de los vecinos del pueblo. En él recibimos, con los sacramentos y la Palabra de Dios, aliento, estímulo y orientación para recorrer nuestro camino.
En el templo tienen acogida todos: sanos y enfermos, jóvenes y mayores, justos y pecadores, y se abre también a quienes no comparten la fe pero necesitan una mano tendida para ayudarles.
Sin el templo parroquial nuestro pueblo sería menos habitable, más inseguro y menos fraterno ¡Gracias Señor por la Iglesia Parroquial de Villamediana de Iregua!
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