Hoy, 3 de julio, es el decinoveno aniversario de mi ordenación sacerdotal. La foto del post la he encontrado hoy justamente y viene perfecta. Si alguien quiere conocer la historia de la foto, aquí está el link: De mi ordenación sacerdotal curiosamente no guardo entrañables recuerdos. No sentí especial fervor durante la ceremonia, no sentí nada especial al recibir el sacramento, absolutamente nada. Y durante el día tuve que atender a familiares y amigos.
Si de mí hubiera dependido, hubiera preferido ser ordenado completamente solo en una capilla, donde únicamente hubiéramos estado el obispo y yo. Evidentemente, tal cosa no podía ser. No se me ocurrió proponerla. Pero francamente lo hubiera preferido.
Yo no quería que hubiera banquete de ordenación. Pero, al final, tuve que tenerlo. Lo que más me hubiera gustado ese día era estar solo, estar en oración. Pero justamente ese día fue un día lleno de gente alrededor mío.
Me ordené solo en la parroquia donde hacía la pastoral. En Coslada, en esta diócesis de Alcalá de Henares. Fue muy más emocionante mi primera misa, en la capilla del obispado. Yo en esa época era secretario del obispo.
Durante una semana, pude celebrar misa completamente solo en esa capilla. En esas misas pude concentrarme más en los sagrados misterios, cosa que no había sentido durante la ceremonia. Cosa lógica porque había mucha gente y uno tiene su rubor. Aunque debo reconocer que durante esa primera semana, tampoco sentí muchísimo fervor que digamos. Dios permitió que en cuanto a fervores y sentimientos, ese tiempo fuera más como un desierto.
Fue una época de grandísimo amor a Dios, pero ninguna consolación espiritual.
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