De internis neque ecclesia, eminencia

Me han sorprendido algunas reflexiones del cardenal Maradiaga que he podido leer esta mañana, y que parecer realizó, así lo cuenta Religión Digital, en la presentación del libro “Todos los hombres de Francisco”.

El cardenal Maradiaga se hace eco de una realidad incuestionable, que el papado de Francisco suscita reacciones diversas y que hay personas, medios muy críticos con Francisco. Normal. Opiniones diversas sobre su actuación las sufren el papa, el presidente del gobierno de España, el obispo de Tananarive y el señor cura párroco de Gascones, es decir, un servidor. Naturalmente, uno prefiere las alabanzas a los garrotazos, pero es lo que hay. Nadie, ni el papa, somos billete de cien euros que a todos conviene (y seguro que incluso en eso podría haber algún discrepante.

Tanto cosas buenas como malas pueden ser debidas a diversas causas. Las positivas porque realmente son así, o porque hay ganas de peloteo. Las negativas, por ganas de jorobar y de jugar al acoso y derribo de quien las recibe, o por amor a la institución y a la persona. ¿Cuál de las dos razones será la válida? Difícil de dar una respuesta, porque eso supondría entrar en lo profundo de la conciencia y del interior de la persona, y eso no lo hace ni la Iglesia.

Lo que me ha sorprendido es que el cardenal Maradiaga, además de constatar una realidad incuestionable, se haya lanzado al peligroso ruedo de juzgar las intenciones de los críticos, al punto de afirmar cosas como que “los críticos buscan el escándalo a toda costa, e inventan chismes por la mera lógica del dinero, o el anhelo insaciable que a menudo aparece en el alma humana".

Con toda la prudencia del mundo, creo que no es justo esto que se dice. Afirmar que los críticos con el santo padre están movidos por dinero o anhelos insaciables, me parece, como dirían ahora los jóvenes, pasarse tres pueblos. Algo así como venir a La Serna y acabar en Navarredonda. Quizá un servidor sea un ingenuo, pero me atrevo a sugerir que quizá haya críticas a Francisco motivadas por amor a la Iglesia, porque hay gente a la que su conciencia le urge a manifestar lo que piensan.  

Y al revés. Para el cardenal Maradiaga hay otro periodismo “el periodismo de la paz, constructivo, que explica y cuenta cómo el Papa Francisco quiso llamar junto a él hombres humildes, a menudo provenientes de los suburbios del mundo, quienes no buscan la mundanidad o las ‘cordadas’ para buscar el poder, sino que están animados por la voluntad de servir a la Iglesia.”

Pues eso, que ni tanto ni tan calvo. Anda que no hay pelotas de profesión que con tal de permanecer o ascender al “candelabro” escriben y dicen lo que sea menester, disfrazando su propio peloteo de amor al papa y amor a la Iglesia. Los cambios de chaqueta se dan en la Iglesia. Más aún, más fácil es apuntarse al carro ganador, que siempre genera sonrisas y simpatías, que al perdedor, que suele acabar en puntapiés en el traspuntín. Por eso, posiblemente haya más verdad y más amor al evangelio en los que se arriesgan a la patada, que en los que aplauden a todo mientras van acaparando simpatías.

Con todo respeto, eminencia, yo creo que no ha estado acertado al meterse a escudriñar intenciones. 

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11:03

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