La crisis demográfica en Europa sigue siendo una realidad, donde existe una tasa de fertilidad de 1,58 hijos. Katalin Novák, ministra de Estado de Asuntos de Familia de Hungría, afirma que la solución a la fuerte disminución de población europea reside en cuidar de las familias, «el grupo social más importante».
Charla con ABC sobre las medidas que el país húngaro tiene implantadas, así como su visión de por qué en España siguen siendo carentes.
—¿Es necesario cuidar a las familias?
—Para nosotros es importante que no nos centremos solo en los individuos y sus fines personales, sino también en los intereses de la familia. Solamente así podemos formar naciones fuertes.
—¿Cuánto dinero destina el Estado húngaro para cada niño?
—Es muy difícil determinar la cantidad exacta porque no se calcula como tal, pero destinamos un 5% del PIB para apoyos y subvenciones a la familia. Es el doble de lo que se destina, de media, en los países de la OCDE. Apoyamos a las familias mediante muchas medidas: una parte de ellas son subvenciones; otra, servicios.
—Pese a que Hungría es un país «pro familia», la media de fertilidad no alcanza todavía a la europea...
—Es un problema bastante antiguo en nuestro país. Desde hace tres décadas, la población húngara está disminuyendo. La tasa de fertilidad más baja que tuvimos fue de 1,23 hijos, frente al 1,5 que hay actualmente. Todavía es muy baja, por debajo de la media europea –que es de 1,58–, pero sí es un progreso.
—¿Qué consecuencias habría si se tuviesen más hijos?
—Es el único camino viable para sobrevivir como sociedad. No hay otra alternativa. Si seguimos así, que cada vez somos menos, vamos a tener naciones que, simplemente, desaparecerán. Es una situación donde el problema engloba a todos y hay que ser conscientes de que la clave para atajarlo está en manos de los jóvenes. Creo en la fuerza del ejemplo, en la que si las parejas ven a su alrededor que sus amigos no piensan en formar una familia, ellos tampoco lo harán. Y viceversa. Porque si ven que su entorno se llena de niños pequeños, surgirán las ganas de tenerlos.
—¿Qué supone que las parejas no sean padres cuando son jóvenes?
—Es una de las causas por las que la fertilidad es tan baja y hay algo que resulta muy llamativo. Si realizamos un sondeo entre los jóvenes, la mayoría afirman que tienen la intención de casarse y tener al menos dos hijos. Por eso es importante motivar a las parejas a que decidan tener hijos antes o, incluso, durante los estudios universitarios.
—¿Por qué cree que no se implantan políticas para las familias en España?
—No voy a juzgar las políticas españolas, pero en Europa son cautos a la hora de tomar decisiones en temas de familias. Es un asunto muy ideologizado en los países europeos, por ello los políticos tienen miedo de ser atacados al decir que la familia es la base de la sociedad. En estos temas, no solo las subvenciones económicas son importantes, sino también la forma de ver la vida y la sociedad. Creo que los ciudadanos están a favor de las familias. Pero, mientras los políticos estén alejados de esta idea, los votantes no se sentirán representados por ellos.
—De llevarse a cabo, ¿cuál sería el gasto para el Estado español?
—Las políticas «pro familia» no son un gasto, sino una inversión en el futuro. Además, es una necesidad económica. Por ejemplo, el sistema de pensiones. Si tenemos menos hijos, van a trabajar pocas personas y, por tanto, no contribuirán a este sistema, que colapsará.
—¿Qué consejos daría a los jóvenes europeos?
—Hay un miedo generalizado de tener que elegir entre la familia y el trabajo. Es normal pensar así porque yo también lo hice. Además, como ministra, hay que pensar cómo ayudar a las decisiones personales de la gente, cómo garantizar el entorno adecuado para que cada uno tenga una decisión personal y organizar su vida como quiera. Y, sobre todo, es importante comprometerse a largo plazo.
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Juan Ramón Domínguez Palacios / lacrestadelaola2028.blogspot.com
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