Lunes 02 de Octubre de 2017
Los Santos Ángeles Custodios
Los Santos Ángeles Custodios
(MO). Blanco.
Memoria de los santos Ángeles Custodios (o Ángeles de la Guarda), que llamados ante todo a contemplar en la gloria el rostro del Señor, han recibido también una función en favor de los hombres, de modo que, con su presencia invisible pero solícita, los asistan y aconsejen. Fiesta patronal de los cuerpos de la Policía. Tiene su origen en Francia, comenzó a celebrarse en toda la Iglesia en el siglo XVI, en tiempos del papa Pablo V. El recuerdo de estos enviados de Dios nos hace presente el eterno amor del Padre, que en su Providencia cuida de cada uno de nosotros.
Antífona de entrada Dn 3, 58
Ángeles del Señor, bendigan al Señor, alábenlo y glorifíquenlo eternamente.
Oración colecta
Dios nuestro, que en tu admirable providencia envías a tus santos ángeles para custodiarnos; concédenos contar siempre con su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor Dios, los dones que te presentamos en honor de tus santos ángeles; y por su constante protección líbranos de los peligros presentes y llévanos a la alegría eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 137, 1
Te cantaré en presencia de los ángeles, Dios mío.
Oración después de la comunión
Padre celestial, guía por el camino de la salvación y de la paz, bajo la custodia de tus ángeles, a quienes alimentas con estos sacramentos de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura Éx 23, 20-23a
Lectura del libro del Éxodo.
Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no te perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá delante de ti.
Palabra de Dios.
Comentario
Dios ha dado una misión a sus ángeles: que nos cuiden en el camino y que nos conduzcan a la tierra prometida. Así, la providencia de Dios se manifiesta a través de sus ángeles. Dios vela para que nuestro camino nos lleve al encuentro con él.
Sal 90, 1-6. 10-11
R. Que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”. R.
Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas. R.
No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol. R.
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos. R.
Aleluya Sal 102, 21
Aleluya. iBendigan al Señor, todos sus ejércitos, sus servidores, los que cumplen su voluntad! Aleluya.
O bien, Lectura de la Feria
Lectura Zac 8, 1-8
Lectura de la profecía de Zacarías.
La palabra del Señor llegó en estos términos: Así habla el Señor de los ejércitos: Siento un gran celo por Sión y ardo de pasión por ella. Así habla el Señor: Yo he vuelto a Sión; y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada “Ciudad de la Fidelidad”, y la montaña del Señor de los ejércitos, “Montaña Santa”. Así habla el Señor de los ejércitos: Los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano, a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas. Si esto parece imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿será también imposible para mí? -oráculo del Señor de los ejércitos-. Así habla el Señor de los ejércitos: Yo salvo a mi pueblo de los países del oriente, y de los países donde se pone el sol. Los haré volver y habitarán en medio de Jerusalén. Ellos serán mi Pueblo, y yo seré su Dios, en la fidelidad y en la justicia.
Palabra de Dios.
Comentario
Zacarías “ve” que las calles de la ciudad son un corredor de violencia y atropello, pero también “ve” que Dios puede cambiar esas cosas, y que un día la situación cambiará; será el día en que los chicos puedan jugar sin peligro y los ancianos disfruten del descanso merecido.
Sal 101, 16-21. 29. 22-23
R. ¡Reúnanse los pueblos y sirvan al Señor!
Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.
Los hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante ti, para proclamar en Sión el Nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor. R.
Lectura Éx 23, 20-23a
Lectura del libro del Éxodo.
Así habla el Señor: “Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no te perdonará las transgresiones, ya que mi nombre está en él. Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá delante de ti”.
Palabra de Dios.
Evangelio (Propio) Mt 18, 1-5. 10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
En aquel momento, los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el reino de los cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús nos está diciendo muy claramente que cada vida es preciosa a sus ojos. Cada persona que yo conozco es invaluable e irremplazable. Jesús da vuelta al revés las actitudes convencionales: “los pequeños” las personas que el mundo no contabiliza como importantes, son las más preciadas de todas. ¿Mis actitudes de hoy reflejarán eso?
Oración introductoria
Espíritu Santo, dame tu luz en este momento de oración. Con la confianza de un niño pido también la intercesión de mi ángel de la guarda, de modo que tenga la docilidad para escuchar la Palabra y seguirla, como una oveja sigue a su pastor.
Petición
Jesús, concédeme el don de buscar, con la sencillez y la nobleza de un niño, el amor.
Meditación
El mundo de hoy sólo acepta a los "grandes", a los mejores, a los primeros en el ámbito económico. Se ve también en los jóvenes, cómo ansían tener lo mejor del momento, aunque no les falte nada o lo tengan todo. Esto ha provocado que el hombre se olvide de su dignidad, de que está hecho para conseguir ideales más grandes, que un poco de gloria, por tener abundantes riquezas, no pueden dar.
Así es nuestro mundo, o mejor así hemos hecho nuestro mundo. Pero la realidad de Dios es otra. Es opuesta a los criterios del mundo. Cristo nos dice que si queremos ser los primeros seamos los últimos, y si queremos ser los más grandes sirvamos a todos. Lo que más vale en el hombre es su vida interior, sus virtudes, su voluntad, y no cuánto tiene o posee.
Por eso los más grandes en el Reino de los Cielos son los que son como niños, porque Dios ama a los pequeños de espíritu. ¿Cómo podemos hacernos niños ante Dios? La solución es sencilla, pero muy difícil por lo que significa para cada persona. Hay que ser humildes a ejemplo de Cristo, que supo decir que sí a lo que el Padre le pedía aun cuando le costase muchísimo.
Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.
Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel “aparcado”, en el baúl de los recuerdos.
De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.
Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una “devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.
Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda:
Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día.
Amén.
Propósito
Ante las tentaciones que se me puedan presentar hoy, pedir a Dios su gracia para evitar, incluso, el pecado venial.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por mi ángel de la guarda y por la gran esperanza que surge de esta meditación. La cultura admira a la persona que por su propio esfuerzo tiene éxito, y esto es bueno. Pero, como tu hijo, debo tener una visión más amplia: atesorar esa confianza y dependencia a tu gracia, que es la que realmente logrará la trascendencia de mi vida. Además, siempre recordar que hay muchas ovejas sin pastor que no deben quedarse atrás ni perderse, si en mí está el poder ayudarles a volver o encontrar el redil.
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