Martes 20 de Junio de 2017
De la feria
De la feria
Verde
Antífona de entrada cf. Sal 26, 7. 9
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: No me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
Oración colecta
Dios nuestro, fuerza de los que esperan en ti, escucha con bondad nuestras súplicas, ya que sin tu ayuda nada puede la fragilidad humana, concédenos la gracia de cumplir tus mandamientos para agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Señor, que nos alimentas con estos dones, y nos renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y para el cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona cf. Sal 26, 4
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: Vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida.
O bien: cf. Jn 17, 11
“Padre santo, cuida en tu nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros”, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos Padre, que así como la comunión que hemos recibido es signo de la unión de los creyentes en ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura 2Cor 8, 1-9
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia. Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en tesoros de generosidad. Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar según sus posibilidades y más todavía: Por propia iniciativa, ellos nos pidieron, con viva insistencia, que les permitiéramos participar de este servicio en favor de los hermanos de Jerusalén. Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. Por eso, hemos rogado a Tito que lleve a feliz término entre ustedes esta obra de generosidad, de la misma manera que la había comenzado. Y ya que ustedes se distinguen en todo: En fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. Esta no es una orden: Solamente quiero que manifiesten la sinceridad de su amor, mediante la solicitud por los demás. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza.
Palabra de Dios.
Comentario
San Pablo escribe para exhortar a los fieles para que participen en la colecta, por eso dice claramente “no es una orden”. La Iglesia no puede manejarse como un organismo recaudador, sino que debe exhortar a todos sus miembros a compartir los bienes generosamente y por amor a Cristo. El ejemplo de Cristo, que se entregó por todos, nos mueve a disponer lo necesario para la vida de nuestros hermanos.
Salmo 145, 2. 5-9a
R. ¡Alaba, alma mía, al Señor!
Alabaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, cantaré al Señor. R.
Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios: Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. R.
Él mantiene su fidelidad para siempre. Hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados, el Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. R.
Aleluya Jn 13, 34
Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros, así como yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio Mt 5, 43-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo' y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, así serán hijos del Padre que está en el Cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el Cielo".
Palabra del Señor.
Comentario
La exhortación de Jesús “sean perfectos” podría ser traducida como “sean plenos”. Y la plenitud de Dios es el amor, por el cual no se rechaza a nadie, ni siquiera al enemigo. Esto es vivir en la plenitud, esa caridad que no deja a nadie afuera. Humanamente, no estamos dispuestos a amar al enemigo. Esto sólo puede hacerlo el Espíritu Santo en nosotros. Él es quien nos hace plenos, “completos” de amor.
Oración introductoria
Nadie es perfecto en este mundo, y sin embargo, Señor y Padre mío, hoy me llamas a la santidad. Dame tu gracia y presencia en esta oración para comprender y vivir el mandato de tu amor. Incrementa mi fe, mi esperanza y mi caridad. Te pido tu ayuda para cumplir en todo tu voluntad.
Petición
Jesús, aviva mi deseo, mi anhelo de alcanzar, con tu gracia, la santidad.
Meditación
Hoy, Cristo nos invita a amar. Amar sin medida, que es la medida del Amor verdadero. Dios es Amor, «que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mt 5,45). Y el hombre, chispa de Dios, ha de luchar para asemejarse a Él cada día, «para que seáis hijos de vuestro Padre celestial» (Mt 5,45). ¿Dónde encontramos el rostro de Cristo? En los otros, en el prójimo más cercano.
Es muy fácil amar a quien nos ama. Pero el Señor nos invita a ir más allá, porque «si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?» (Mt 5,46). ¡Amar a nuestros enemigos! Amar aquellas personas que sabemos —con certeza— que nunca nos devolverán ni el afecto, ni la sonrisa, ni aquel favor. Sencillamente porque nos ignoran. El cristiano, todo cristiano, no puede amar de manera “interesada”. Se ha de dar él mismo. El Señor, muriéndose en la Cruz, perdona a quienes le crucifican. Ni un reproche, ni una queja, ni un mal gesto...
Amar sin esperar nada a cambio. La perfección es amar sin medida. La perfección la tenemos en nuestras manos en medio del mundo, en medio de nuestras ocupaciones diarias. Haciendo lo que toca en cada momento, no lo que nos viene de gusto. La Madre de Dios, en las bodas de Caná de Galilea, se da cuenta de que los invitados no tienen vino. Y se avanza. Y le pide al Señor que haga el milagro. Pidámosle hoy el milagro de saberlo descubrir en las necesidades de los otros.
Cristo mismo desde la cruz me enseña el valor redentor del amor. Más aún, todos los días en cualquier sagrario el amor de Cristo, hecho pan, está presente para ser consuelo de justos y pecadores.
Ciertamente no podemos quedar indiferentes ante la magnitud del amor de Cristo. Tomemos su invitación, hagámosla nuestra: "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". ¡Qué gran invitación! Encierra, en pocas palabras, el camino de la santidad, de nuestra salvación, la forma para acercarse a Dios.
Pero, ¿cómo ser santo hoy, en mi sociedad? ¿cómo llegar a Dios en el ambiente en que vivo? La forma más fácil es imitando al mismo Dios que es amor (1Jn 4, 8). Amando como auténtico cristiano a mi prójimo Todos los días me encuentro con una multitud de prójimos y con la oportunidad de amar a ejemplo del Señor y empezar o continuar el camino de la santidad.
Propósito
Que mi programa de vida sea hacer la voluntad de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, quiero ser un reflejo de Ti. Dame la sabiduría y la fuerza de voluntad para perseverar en mi esfuerzo. El medio es claro, «amar», pero concretarlo en el día a día, es lo difícil. Concédeme saber aprovechar tus gracias y ser dócil a tu Espíritu Santo, así podré hacer el bien a todos los que me rodean, especialmente a mi familia.
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