La Iglesia en Toledo no se ha divorciado, ni mucho menos, de la línea pastoral del pontificado del Papa Francisco, por más que los acostumbrados a determinadas dialécticas, se empeñen en ello.
Es esta Iglesia primada un ejemplo de sensatez pastoral, de sentido de continuidad y de renovación, de pulsión evangélica y misionera. Cuenta además con recursos humanos suficientes, lo que hace de esta comunidad de fe un motor de iniciativas a las que les falta, en no pocos casos, algo de publicidad más allá de sus límites diocesanos.
Pero no nos equivoquemos, este pontificado, y este momento de la Iglesia, no se entiende sin la publicitación, sin la presencia pública. Pero esto no quiere decir que todo sea publicidad y presencia en los medios. Porque hay quien organiza actuaciones diocesanas, planes pastorales, eventos místicos, para que solo aparezcan en los medios. Y hay quienes lo hacen pensando en el bien en sí de la actividad y no es su posibilidad de ser comunicada en fotos o reportajes televisivos.
Muestra de esa vitalidad de la Iglesia en Toledo está la reciente visita de un grupo, numeroso por cierto, de mujeres divorciadas al papa Francisco, en el que estuvieron presentes, también, su arzobispo, monseñor Braulio Rodríguez, y varios sacerdotes responsables de esta pastoral de acompañamiento.
Por cierto, dentro de la diócesis primada hay aún quienes no han hecho la digestión de las novedades pastorales que ha introducido su arzobispo. Pero no pasa nada.
Este encuentro tiene su origen en una carta que este grupo de mujeres escribía al Santo Padre el pasado mes de abril y que le entregaba el arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez, hace unos meses. Como ha recordado monseñor Braulio Rodríguez, “este encuentro ha tenido lugar casi sin quererlo porque tras entregar una carta de este grupo de mujeres, junto a otra mía, al Papa, ha sido el propio Francisco quien ha mostrado interés en conocer personalmente cómo se trabaja pastoralmente en este ámbito”.
Y ha añadido el arzobispo primado: “Este trabajo forma parte de nuestro plan pastoral diocesano que quiere responder ante los problemas reales que existen en nuestra sociedad. El Santo Padre nos ha insistido en que, con nuestra experiencia, podemos ayudar a los separados a vivir este sufrimiento y, sobre todo, nos ha remarcado insistentemente que la Iglesia nos arropa y abraza”.
La síntesis de lo que ha significado este encuentro la hace Isabel de esta forma espontánea: “Ha sido tener la experiencia de estar con un amigo y era como si estuviéramos en una de nuestras reuniones mensuales. Francisco ha sido muy cercano y muy amoroso con nosotras”.
Jose Francisco Serrano
religionconfidencial.com
Publicar un comentario