Los mayores molan porque te enseñan a vivir la vida y a valorar cosas que tú −creyéndote parte de la generación más madura de la historia− no valoras
En diciembre de 2013, Alberto aún trabajaba en la famosa firma de auditorías KPMG. Esa Navidad, fue a visitar a su abuelo Clemente. ¿Acaso pensaría que esa inocente visita a su abuelo le haría “perder” el trabajo?
El Día de Reyes conoció a un amigo de su abuelo, Bernardo, que con más de ochenta años y sin descendencia, “solo” pedía como regalo un nieto. Alberto tuvo una idea. Poco tiempo después, llegó a la residencia donde vivía Bernardo y le dijo: «¡Ya tienes un nieto! Te adopto como abuelo».
Así nació Adopta un Abuelo, una iniciativa que −según explica su fundador− no solo tiene como objetivo «paliar las horas de soledad de nuestros mayores, sino también el de resaltar la figura de todos los abuelos y abuelas del mundo».
Alberto dejó su trabajo en KPMG y se dedicó de lleno a sacar adelante Adopta un Abuelo. Ha tenido su recompensa. Su iniciativa cuenta hoy con más de 200 voluntarios que acompañan a más de un centenar de personas mayores. Por ahora se encuentran en cinco ciudades, pero más de una decena reclaman su presencia.
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