Esta es la realidad de muchos compañeros con los que me encuentro. Realidad que por supuesto no se expresa en voz alta, pero que sotto voce es el pan nuestro de cada día. ¿Cómo estás? Bueno, ahí vamos. Aquí en la parroquia haciendo lo que se puede y poco más.
Nuestra sensación es la de vivir en una Iglesia de ocurrencias e improvisaciones, de muy fuerte romana tortícolis, donde no acabamos de ver una línea y en la que todo son grandes palabras que no significan nada. A mí saber que vivimos en una iglesia en servicio al mundo, misericordiosa, samaritana, en salida y llamada a las periferias no me aclara absolutamente nada. Palabras extraordinarias, maravillosas, epatantes y que dejan a algunos con una boca más abierta que el burgalés papamoscas. Pero nada.
Servicio al mundo. Ya sé que hay que estar con los refugiados, que hoy por hoy si no estás con los refugiados no eres nada. Preferiría que me hablasen de Cáritas, de sus líneas fundamentales, de su acción netamente evangelizadora, de su obrar según el evangelio, el catecismo y los principios de la doctrina social de la Iglesia. Vana ilusión. Servicio. Vale.
Misericordiosa. En dos semanas el gran día mundial del ¿orgullo? gay en Madrid. ¿Alguien tendrá la misericordia de decir que eso es una barbaridad, que eso va a ser Sodoma y Gomorra en las calles? Evidentemente no, a no ser algún obispo más lanzado al que sus compañeros arroparán más bien poco. Me gustaría que el santo padre diera cumplida respuesta a los cuatro cardenales, a los que algunos llaman “díscolos” por preguntar con nombres y apellidos lo que no acaban de entender, y pedir una audiencia tras casi un año de silencio. ¿No habrá misericordia para ellos? ¿Ni una audiencia, ni una respuesta?
No sé qué cosa sea iglesia samaritana, y miren que se dice y se dice. El samaritano curó las heridas de aquel lesionado por los ladrones. Samaritanos hoy, digo yo, que será para curar las heridas de todos, especialmente las causadas por el pecado. Pero es que de eso no se habla. Cosa de mal gusto.
Tampoco sé qué cosa sea lo de Iglesia en salida. Antes eso significaba hacer apostolado e ir en busca de los no creyentes, pero hoy eso está mal visto. Ya nos han explicado que el proselitismo es una cosa muy mala. Tampoco me aclaro con lo de las periferias.
Lo que vemos es que el relativismo nos puede. Familiaris Consortio está en entredicho, incluso rebatida, con Amoris Laetitia. Dominus iesus abolida en la práctica, porque al final todas las religiones vienen a ser lo mismo y bla, bla, bla. De la Veritatis Splendor nos han contado en ¿sesuda? conferencia con muy altas jerarquías presentes, que ha sido completamente superada y rebatida con Amoris Laetitia.
Comprenderán ahora lo que les quiero decir. A veces nos encontramos algunos compañeros y nos preguntamos: ¿y tú cómo lo ves? Yo me dedico sobre todo a la parroquia y a esperar a ver si las cosas se aclaran alguna vez. Mientras, tranquilidad. Pues eso. Santa indiferencia. O cómodo pasotismo. Ya iremos viendo.
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