Con este canto se celebran las ilusiones y afanes sacerdotales: la alegría de la llamada, las dificultades del camino, la belleza del ministerio, la protección maternal de María. Y también el deseo de ser siempre fieles. Cantándolo se unen y encuentran seminaristas y sacerdotes en el ideal común de ser, sólo y siempre, sacerdotes. Lo compuso el P. Ángel Mª Pascual, que era Rector del Seminario de Sololá, el año 2003, con motivo de sus XXV años de sacerdocio.
Para ser el mismo Cristo Dios eterno me llamó y tan claro yo lo he visto que se acabó mi temor.
Las cruces en el camino, el cansancio y el dolor, no oscurecen mi destino ni me enfrían el amor.
Sin detenerme por nada voy siguiendo al Buen Pastor y vivo cada jornada siıviendo al Pueblo de Dios.
Prepararé cada día el alimento mejor: la Sagrada Eucaristía,cuerpo y sangre del Señor.
Ser sacerdote es misterio. ser sacerdote es misión. Lo he tomado muy en serio y lo vivo con pasión.
Yo le suplico a María ser fiel a mi vocación y vivir con alegría este hermosísimo don.
Publicar un comentario