Liturgia diaria meditada - Él es el pastor. Y Él es la puerta (Jn 10,1-10) 07/05



Domingo 07 de Mayo de 2017
IV de Pascua
Blanco.

(Jornada mundial de oración por las vocaciones).

Martirologio Romano: En Génova, en Italia, san Agustín Roscelli, presbítero y fundador de la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, para la formación de las niñas. 

Antífona de entrada         cf. Sal 32, 5-6
Toda la tierra está llena del amor del Señor, y su Palabra hizo el cielo. Aleluya.

Oración colecta    
Dios todopoderoso y eterno, condúcenos hacia los gozos celestiales, para que tu rebaño, a pesar de su debilidad, llegue a la gloria que le alcanzó la fortaleza de Jesucristo, su pastor. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas       
Señor Dios, por estos misterios pascuales concédenos ser constantes en la acción de gracias, para que la continua eficacia de tu obra redentora sea fuente de inagotable alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión     
Resucitó el buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Pastor bueno, que cuides con solicitud a tu rebaño, y conduzcas hacia las praderas eternas a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

1ª lectura    Hech 2, 14a. 36-41
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
El día de Pentecostés, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: “Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías”. Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: “Hermanos, ¿qué debemos hacer?”. Pedro les respondió: “Que cada uno se convierta y se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar”. Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil.
Palabra de Dios.

Comentario
Con la predicación se quiere inducir cambios hacia una vida nueva. Los que se acercan se hacen bautizar en el nombre de Jesús y se arrepienten de sus pecados. Allí, Dios mismo se hace don: el Espíritu Santo habita en cada fiel y lo mueve al amor. Esta es la transformación plena que trae la fe en Jesucristo.

Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor; nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.

2ª lectura    1Ped 2, 20b-25
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Si a pesar de hacer el bien, ustedes soportan el sufrimiento, esto sí es una gracia delante de Dios. A esto han sido llamados, porque también Cristo padeció por ustedes, y les dejó un ejemplo a fin de que sigan sus huellas. Él no cometió pecado y nadie pudo encontrar una mentira en su boca. Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente. Él llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron sanados. Porque antes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han vuelto al Pastor y Guardián de ustedes.
Palabra de Dios.

Comentario
“Ustedes eran como ovejas descarriadas...”. Originalmente, estas palabras fueron escritas para un grupo de paganos politeístas que creyeron en Jesús. Sin embargo, podemos aplicarlas también a nuestra situación. Cuántas veces hemos estado lejos del Pastor, buscando en otras voces o en otros líderes a alguien que condujera nuestra vida. Volvamos a Jesús, y dejemos que sea él quien encamine nuestros pasos y guarde nuestra vida.

Aleluya        Jn 10, 14
Aleluya. “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mi”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Jn 10, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
Palabra del Señor.

Comentario
Entre tantas voces que suenan en nuestro alrededor, está la de nuestro pastor. Es necesario agudizar el oído para distinguirla y escucharla. El buen pastor le habla a cada uno en lo personal y a nivel comunitario, como rebaño. No dejemos pasar en vano los momentos de oración y de lectura de la Palabra, en que la voz de nuestro buen Pastor nos nombra para que estemos junto a él.

Oración preparatoria 
Padre, gracias por la encarnación de tu Hijo, nuestro Redentor y porque nos diste a María como madre. Confío en tu misericordia y por esto te quiero ofrecer en mi oración mi amor, débil y manchado por mi egoísmo y soberbia, pero dispuesto a escucharte y entrar por esa puerta estrecha que me señales.

Petición
Espíritu Santo, que no vacile y nunca tenga miedo a tus inspiraciones.

Meditación 

Hoy, en el Evangelio, Jesús usa dos imágenes referidas a sí mismo: Él es el pastor. Y Él es la puerta. Jesús es el buen pastor que conoce a las ovejas. «Las llama una por una» (Jn 10,3). Para Jesús, cada uno de nosotros no es número; tiene con cada uno un contacto personal. El Evangelio no es solamente una doctrina: es la adhesión personal de Jesús con nosotros.

Y no sólo nos conoce personalmente. También personalmente nos ama. “Conocer”, en el Evangelio de san Juan, no significa simplemente un acto del entendimiento, sino un acto de adhesión a la persona conocida. Jesús, pues, nos lleva en su Corazón a cada uno. Nosotros también lo hemos de conocer así. Conocer a Jesús no implica solamente un acto de fe, sino también de caridad, de amor. «Examinaos si conocéis —nos dice san Gregorio Magno, comentando este texto— si le conocéis no por el hecho de creer, sino por el amor». Y el amor se demuestra con las obras.

Jesús es también la puerta. La única puerta. «Si uno entra por mí, estará a salvo» (Jn 10,9). Y poco más allá recalca: «Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6). Hoy, un ecumenismo mal entendido hace que algunos se piensen que Jesús es uno de tantos salvadores: Jesús, Buda, Confucio…, Mahoma, etc. ¡No! Quien se salve se salvará por Jesucristo, aunque en esta vida no lo sepa. Quien lucha por hacer el bien, lo sepa o no, va por Jesús. Nosotros, por el don de la fe, sí que lo sabemos. Agradezcámoslo. Esforcémonos por atravesar esta puerta, que, si bien es estrecha, Él nos la abre de par en par. Y demos testimonio de que toda nuestra esperanza está puesta en Él. 

Él es el Buen Pastor, que conoce a cada una de sus ovejas por el nombre y está dispuesto a dejar las noventa y nueve, para buscar a la descarriada. Él es un hombre para los demás. Amar es tan inevitable y irremediable para él como quemar para una llama. 

Él es también la puerta de las ovejas. "El que entre por mí se salvará, y encontrará pastos". 

Pero para entrar por esta puerta hay que dejar primero que Cristo abra nuestra puerta y entre en nuestro interior, pues sólo sus ovejas, es decir las que le conocen, escuchan su voz, son capaces de reconocer al pastor y encontrar resguardo y sosiego ante los abusos y peligros del mundo. 

No tenemos que tener miedo de abrir las puertas de nuestro corazón a Cristo, como Él nos abre las puertas del paraíso. Ni de abrir las puertas de nuestro corazón a los hombres, para que sepan encontrar también en nosotros el amor, que caracteriza los discípulos de Jesús. 

Abriendo nuestro corazón a Dios y a todos los hombres, es como pertenecemos al rebaño de Cristo y como podemos entrar por la puerta que nos da la vida en abundancia. El amor es la llave maestra, que abre la Puerta, que abre de par en par el Corazón de Jesús.

Propósito 
Prepararme con un buen examen de conciencia y poner en mi agenda de actividades la fecha de mi próxima confesión.

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