La liturgia diaria meditada - El que cree en mí, cree en aquel que me ha enviado (Jn 12, 44-50) 10/04



Miércoles 10 de Abril de 2017
De la feria
Blanco

Martirologio Romano: Memoria de san Juan de Ávila, presbítero, que falleció en Montilla, lugar de Andalucía, en España; había recorrido toda la región de la Bética predicando a Cristo, y después, habiendo sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, donde escribió la parte más importante de su doctrina espiritual. († 1569). Fecha de beatificación: 4 de abril de 1894 por el Papa León XIII. 

Fecha de canonización: 1 de junio de 1970 por el Papa Pablo VI

Antífona de entrada          Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu Nombre a mis hermanos. Aleluya.

Oración colecta     
Padre, vida de los fieles, gloria de los humildes y felicidad de los santos, escucha con bondad nuestras súplicas y sacia siempre con tu abundancia a quienes tienen sed de los dones prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. Jn 15, 16. 19
Dice el Señor: “Yo los elegí del mundo y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”. Aleluya.

Oración después de la comunión

Padre, ayuda con bondad a tu pueblo que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Hech 12, 24—13, 5
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
La Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado”. Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.
Palabra de Dios.

Comentario
La comunidad de Antioquía se muestra aquí como una Iglesia “de avanzada”. Hasta ese momento, el anuncio a los no judíos se daba de manera ocasional, pero a partir de entonces se empezó a encarar decididamente una misión más allá de los ámbitos conocidos. Así nos impulsa el Espíritu Santo. Así la Palabra crece y se multiplica.

Salmo 66, 2-3. 5-6. 8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!

El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.

Que los pueblos te den gracias, Señor. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.

¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor, que los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.

Aleluya        Jn 8, 12
Aleluya. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la vida”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Jn 12, 44-50
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».
Palabra del Señor.

Comentario
Prestemos atención a todos los verbos con que Jesús nos exhorta en este discurso: creer, ver, oír y recibir. Todo nuestro ser tiene que estar en apertura y disponibilidad para percibir la obra de Dios, que toca nuestra vida. Y así, escuchando y teniendo discernimiento sobre los signos, creeremos con fe sólida.

Oración introductoria
Jesucristo, creo en Ti; creo en el Padre que te ha enviado; creo en tu Palabra que es la luz que ilumina mi camino. Por eso quiero oírte y poner en práctica tu mandamiento, que me promete la vida eterna. Ayúdame a que mi oración me ayude a gustarla ya desde ahora.

Petición
Señor, que la luz de tu Palabra ilumine siempre mi conciencia.

Meditación

Hoy, Jesús grita; grita como quien dice palabras que deben ser escuchadas claramente por todos. Su grito sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo» (Jn 12,47), pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar» (Jn 12,49). 

La importancia de esta obra del Padre y de su enviado, se merece la respuesta personal de quien escucha. Esta respuesta es el creer, es decir, la fe (cf. Jn 12,44); fe que nos da —por el mismo Jesús— la luz para no seguir en tinieblas. Por el contrario, el que rechaza todos estos dones y manifestaciones, y no guarda esas palabras «ya tiene quien le juzgue: la Palabra» (Jn 12,48).

Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».

Me gusta pensarme como una barca. Una barca pequeña, frágil. Una barca en medio del mar de la vida. En medio de este mar fluctuante y caprichoso, es necesario encontrar un punto fijo, un guía seguro. Y es en este momento cuando lo encontramos, o mejor dicho, se nos revela. Jesús nos lo dice clarísimo: Yo soy la luz de este mundo. Él es nuestro faro. Faro de esperanza y salvación. Este Faro nos señala dónde está el puesto seguro y, además, traza el camino con su luz. Un camino estrecho, pero claro.

Por si esto fuera poco, contamos con otro auxilio. San Bernardo intuyó muy bien al invocar a María como "Estrella de los mares". San Bernardo exhortaba así a los cristianos: 

"Si alguna vez te alejas del camino de la luz y las tinieblas te impiden ver el Faro, mira la Estrella, invoca a María. Si se levantan los vientos de las tentaciones, si te ves arrastrado contra las rocas del abatimiento, mira a la estrella, invoca a María. (...) Que nunca se cierre tu boca al nombre de María, que no se ausente de tu corazón". 

No dudemos ni un sólo instante de pedir su maternal cariño y protección. Si la sigues, no te desviarás; si recurres a ella, no desesperarás. Si Ella te sostiene, no vendrás abajo. Nada temerás si te protege; con su favor llegarás a puerto.

Propósito
Invocaré al Señor a lo largo del día, pidiendo que su luz guíe todas mis acciones.

Diálogo con Cristo
Señor, el cirio pascual se ha ido consumiendo, derrochando su luz, invitándome a escuchar con atención, con amor, tu Palabra de salvación. ¿Cómo la he aprovechado? ¿Cómo me estoy preparando para recibir próximamente la luz del Espíritu Santo? ¿He sabido renunciar a todo lo que me puede apartar del amor? Ayúdame a que pueda decir siempre «sí al amor», en lo grande y en lo pequeño, para permanentemente seguir tu Luz y tu Palabra.



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15:42

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