Una de las canciones que siempre me han entusiasmado es el Himno de batalla de la República. Tiene toda una preciosa historia detrás. Cuando esa gran nación que son los Estados Unidos luchó la última batalla de su revolución, la guerra por la libertad de los esclavos del sur, una mujer muy religiosa se levantó en mitad de la noche y escribió llena de inspiración, de una sola vez, la impresionante letra de este himno. Una letra que es todo un sermón bíblico, todo un cántico de guerra que otorgaba un significado religioso a esa lucha. Una letra que diese ánimos a los que luchaban por la causa justa. De inmediato, el himno se extendió como el fuego en un pajar, el boca a boca hizo todo. Y, en verdad, que es una canción que puede gustar o no, pero que no deja indiferente a nadie
Hoy mi mensaje a los venezolanos es esta música. Su guerra no es con armas materiales, sino con oración, heroísmo, sufrimiento, organización de la resistencia, fe en Dios y pacífica defensa de la libertad. Parecen estos medios débiles. Pero lograrán lo mismo que si hicieran su lucha con armas materiales. La Verdad ya está marchando.
Maduro y sus secuaces están tratando de evitar lo inevitable. Pero, al final, lo único que sucederá será lo inevitable. Desde luego la verdad ya está marchando hacia su destino. Porque, Maduro, a todos nos va dar alcance el Destino. Eso sí, nunca pensé que el tuyo fuera a ser tan agónico y tan miserable.
El Destino viene a por ti y una cosa puedo asegurarte: estará a la altura de las circunstancias.
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