Y hasta la calle donde está mi casa paterna, como se aprecia en la foto que tomo de la página del ayuntamiento de Sorzano, se llenó de niños que corrían a recoger las ricas narajas y dulces con que les obsequian las abuelas, en este jueves a mitad de la Cuaresma, que suaviza los rigores del tiempo penitencial y anticipa y presagia la alegría de Pascua.
Ya estaban tranquilas las calles cuando me he acercado a mi pueblo, pero se notaba aún el regusto de la fiesta.
Publicar un comentario