De vez en cuando salen del anonimato y se nos presentan causándonos admiración. Hoy me encontré con uno de ellos.
Se trata, en este caso, de una de esas mujeres nada pretenciosas, pero muy eficaces. Me avisó del fallecimiento de un inmigrante, a cuya familia acompañó y ayudó en los complicados trámites que hay que hacer en estos casos. Y cuando me acerqué a dar el pésame ala familia allá seguía ella acompañándoles. Y todo ello en plan desinteresado y ecuménico ya que son una familia ortodoxa.
Doy gracias a Dios por estos cristianos sencillos pero grandes. Ojalá no se acaben sino que se multipliquen.
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