Seguir a Cristo como pareja

La relación personal con Dios es esencial e irremplazable; pero para los novios -que aspiran a la unidad en su matrimonio- no basta. La razón más profunda de esta afirmación nos la da Jesús de Nazaret: "¿No habéis leído que el Creador, desde el principio, los hizo varón y hembra, y que dijo: 'Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos uno solo?'" (Mt 19, 4-5).
La mayor parte de casados que oran lo hacen individualmente, pero muy pocos como matrimonio. Lo mismo sucede con las parejas de novios. ¿Por qué son pocas las parejas que oran como tales? Hay varias razones, tales como la mentalidad individualista que muchas parejas tienen acerca de Dios y de la espiritualidad; el considerar la relación con Dios algo privado y personal -para algunos, un "tabú"-. A veces, la dificultad viene del hecho de que los novios pertenecen a diferentes religiones. Pero ¿cómo comunicarse y relacionarse con Dios como pareja?
Cuatro posibles pasos
Son graduales: no se puede dar el siguiente paso si antes no se ha experimentado el anterior. El incondicional punto de partida de cada uno de los pasos es la comunicación y relación individual con Dios. Sin esta experiencia personal, la oración en común es superficial.
1.     Participar juntos en la Eucaristía: es el corazón del mundo, la fuente del amor y de unidad entre los hombres, y también de quienes buscan fortalecer, curar y acrecentar una especial unión entre ellos. Esto implica, además, un común esfuerzo para ayudarse a vivir en la gracia de Dios, y para valorar y celebrar el sacramento de la penitencia, que ayuda a rectificar la dureza de corazón y corregir los pecados y defectos.
2.  Compartir el mismo pasaje bíblico, leyéndolo juntos; guardando unos minutos de silencio e intercambiando el uno con el otro las ideas, los sentimientos y los propósitos suscitados por la lectura conjunta. Escuchando siempre al otro con mucho respeto y atención. Con el corazón.
3.     Poner en común vivencias personales de oración, tales como luces, necesidades espirtiuales, dones, dificultades, ideales, metas, tentaciones...
4.   Practicando la corrección mutua y fraterna, dialogando en la presencia de Dios acerca de los compromisos personales de cada uno, para estimularse y animarse mutuamente a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Ejemplo práctico:
-       Sentarse juntos y, en silencio, ponerse los dos en la presencia de Dios.
Escuchar juntosun pasaje de la Biblia. Uno lee en alto y muy despacio.
-       Una pausa. Para que la palabra de Dios penetre en los corazones.
-       Comunicarselo que cada uno cree que Dios le está diciendo. Su mensaje.
-       Otra pausa. Meditar lo que cada uno ha escuchado del otro.
-       Hablar espontáneamente y en alto con Dios, o recitar una oración juntos.

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