Espero también calienten los corazones para que este año, recién comenzado, sea un año fecundo y lleno de afanes evangelizadores.
San Antón, mostrandonos el desierto y el silencio que le ganaron la santidad, nos ayuda a buscar también nosotros sosiego para la oración, para poder así encontranos con Dios, que habla en el recogimiento y el silencio ¡Y ser más felices!
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