“Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma”.(Evangelio de la misa de este domingo)
Dice San Marcos que Jesús hizo esta tarea, de enseñar con calma a quienes lo seguían, en un lugar “tranquilo y apartado” a donde se había retirado con los apóstoles, huyendo del agobio de la multitud. Y es que el creyente necesita la tranquilidad y el retiro para escuchar a Dios con más calma y obtener fuerzas para su tarea en la sociedad.
Los creyentes, así renovados, podremos aportar soluciones y esfuerzos para salir adelante y dar esperanza. No defraudemos a quienes, por no disponer de la fe, desesperan y tiran la toalla. Frente a tanta palabrería vana como se escucha a toda hora, los que oímos la Palabra de Dios, disponemos de luz y fuerza, imprescindibles para la salvación de nuestro mundo ¡No le fallemos!
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