Camino hacia la Pascua: Miércoles Santo
5. «mi alma está triste hasta el punto de morir» (Mc 14,34)
– Con frecuencia la tristeza nos aplasta, nos hunde espiritualmente.
La tristeza todo nos lo hace ver negro.
El alma de Jesús sintió la tristeza como nadie. Una tristeza tan honda, capaz de causarle la muerte.
¿Triste Jesús, por qué? Su alma se le nubló de tal forma que tampoco Él veía posible salida. La experiencia de su Pasión y Muerte en la presencia del Padre le hace comprender que no había otro camino de salvación para el hombre y para la glorificación del Padre. Pero Jesús lo ve como un absurdo.
– La Muerte para Jesús tampoco tenía más luces que la nuestra. La sabe necesaria y hasta está dispuesto a ella.
¿Pero no ver nada? ¿Sentirlo todo como un absurdo?
¿Qué luz puede haber en la muerte de una madre sentenciada por el cáncer y con unos hijos chiquitos que aún la necesitan?
¿No es absurda lógicamente esa muerte? ¿No es un absurdo contra la vida? Y es entonces que una inmensa tristeza le cubre el alma. Casi se diría que más muere de tristeza que del cáncer.
-Jesús pasa por una de las experiencias humanas más dolorosas.
La experiencia de la tristeza, del apagarse el alma, del oscurecerse todas las luces del espíritu y sentir que por dentro todo es vacío, sin nada a qué agarrarse.
Experiencia de esos vacíos existenciales en los que todo carece de sentido y nada parece tener sentido. ¿A qué agarrarse en esos momentos?
Actitud para hoy:
– Mi oración de hoy voy a orientarla a meterme en el alma de Jesús y tratar de sentir aquel inmenso vacío que Él mismo sintió. Sentir la tristeza que Él mismo sintió.
– A la vez voy a acercarme a alguien que vea a mi lado triste. Si no puedo sacarlo de su tristeza al menos trataré de distraerlo con mi presencia.
6. “¡Abbá, Padre! Todo es posible para ti; pasa de mí este cáliz, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieras». (Mc 14, 36)
– ¿Llamar a Dios “Padre”, cuando todo el espíritu se ha nublado de angustia y tristeza mortal? Y Dios sigue siendo Padre, aún cuando el alma se muera de asco y de vacío y sin sentido. La verdadera fe consiste en llamarle a Dios Padre, cuando todo se hace noche en el alma.
– Saber que todo es posible para Dios.
Incluso el evitarle la Cruz y la Muerte.
Saber que Dios puede liberarle de ese momento oscuro y trágico.
Y sin embargo no exigírselo. No ponerle como condición para seguirlo amando que le pase ese cáliz de dolor. La lucha interior entre las posibilidades de Dios y el silencio y el no hacer nada de Dios. La lucha interior entre el saber que Dios puede y no lo hace. ¿No es ésta la gran dificultad para nuestra fe? ¿Cómo conciliar el poder con el amor en Dios?
– No siempre el evitarnos el sufrimiento es un signo de amor. No siempre el poder expresa la verdad del amor. También el amor se manifiesta en ofrecernos la oportunidad de revelar y manifestar nuestra fortaleza y valentía. También el amor se revela en la realización de los planes divinos por los caminos de la fidelidad hasta el extremo.
– La mejor oración no es aquella que invita a Dios a utilizar sus poderes divinos en favor de nuestras debilidades, sino aquella que busca la realización de sus planes salvíficos, aún a pesar de nuestras dificultades. La mejor oración no es la que pide a Dios utilizar su poder para evitarnos nuestros sufrimientos, sino la que le pide que seamos capaces nosotros de realizar sus planes, aunque no nos gusten, aunque no vayan con nuestros intereses.
Actitud para hoy:
– En mi oración no quiero pedirle a Dios que me evite nada de todo cuanto me haga sufrir. Más bien le voy a pedir me dé fuerza y valentía para ser fuerte y seguir adelante aunque me cueste y no entienda nada.
Clemente Sobrado C. P.
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