He vuelto a leer a Oscar Wilde. Hace sesenta años me sedujo con sus perversas paradojas y sus juegos malabares repletos de fantasía. Él me descubrió el delicioso encanto de la frivolidad y del cinismo intelectual. A punto estuvo de corromperme como a Dorian Gray en su famosa novela. Ahora, por 0,94 euros he descargado en mi Kindle todas sus obras completas.
¿Te enteras, amigo? Éste es el precio que he pagado por tu ingenio deslumbrante: menos de un euro. Te está bien empleado. Seguro que en la vida eterna habrás comprendido ya que Dios te dio un talento portentoso para buscar la verdad, descansar en ella y convertirla en vida, no para jugar al bridge con el árbol de la belleza y de la ciencia del bien y del mal.
"A los viejos sólo nos queda el ingenio", escribió Kloster. Y tú naciste viejo. Una pena.
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