Aunque ya no tengo ilusiones de niño, no dejo de fomentar ilusiones de mayor. Y con ilusión espero a los Reyes Magos con sus regalos. Hay unos cuantos proyectos parroquiales y personales que les encomiendo y estoy seguros que me los han de conceder. Al menos no dejaré de colocar mis zapatos en la ventana para que sus Majestades tengan oportunidad de ser generosos y colmármelos de regalos.
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