“Decía: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio”. Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando las redes en el mar. Jesús les dijo: “Vengan conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y la siguieron”. ( Mc 1,14-20)
Jesús comienza su Evangelio haciendo un gran anuncia: “conviértanse y crean en el Evangelio”.
No comienza con amenazas.
No comienza con anuncios de castigos.
Comienza anunciando la Buena Noticia de Dios.
Y comienza con la necesidad de una conversión.
Las cosas no cambian si antes no cambiamos nosotros.
Las cosas no cambian si antes no cambiamos nosotros.
Es inútil pensar hablar del cambio de la sociedad si antes no pensamos en nosotros.
Con grandes hombres no cambiará el mundo.
Con hombres nuevos todo puede cambiar.
La sociedad no cambiará con muchas leyes.
La sociedad cambiará con hombres nuevos.
Antes de pensar el cambio de la sociedad y hemos de pensar en al cambio de nosotros mismos.
No cambiaremos el mundo pensando en dar nuevas leyes.
Cambiaremos cuando seamos capaces de creer en el Evangelio.
Al mundo no lo cambia el cambio de estructuras.
Al mundo lo cambia el cambio del hombre.
Un cambio que implica creer en el Evangelio y no en las ideologías.
“Se ha cumplido el plazo”:
Ya no es tiempo de esperar para mañana.
Ya no es tiempo de esperar para más tarde.
Ya estamos en el tiempo del cambio.
El cambio comienza hoy.
El cambio no es esperar a mañana.
El cambio es decidirnos hoy.
Pero ¡cuidado!
Todos tenemos la manía que sea Dios el que cambie el mundo.
Y Dios anuncia que el cambio es posible.
Pero será un cambio que tendremos que hacerlo nosotros.
Por eso lo primero que hace es llamar a los hombres para que se comprometan en ese cambio.
Somos nosotros los llamados a cambiar nosotros y luego cambiar el mundo.
El Evangelio escrito y por elegante que sea la encuadernación no va cambiar el mundo.
El Evangelio cambia el mundo a través de hombres comprometidos.
El Evangelio cambia el mundo, cuando nosotros dejemos nuestras redes y nos decidamos a seguir a Jesús.
Nosotros estamos demasiado habituados:
A culpar a Dios de lo que sucede.
A culpar a Dios de los que acontece.
Y nos olvidamos de que Dios anuncio la novedad del futuro.
Pero no dice que lo va a hacer El.
Para ello comienza por llamar a hombres que le sigan y cambien de profesión.
Cambiar de estilo de vida.
Cambiar las redes y el mar.
Y lanzarnos al compromiso de comprometernos con los planes de Dios.
Hombres decididos a dejar sus quehaceres y comprometernos con los quehaceres de Dios.
El mundo no cambia mientras sigamos con nuestros intereses.
El mundo no cambiará mientras sigamos ocupados en lo nuestro.
El mundo cambiará cuando seamos capaces de dejar lo nuestro y nos comprometamos con la novedad de Dios.
De ti y de mí depende el futuro del mundo y el futuro de Dios.
Clemente Sobrado C. P.
Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario Tagged: cambio, compromiso, conversion, discipulo, evangelio, metanoia, reino de dios, vocacion
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