Comienzo dando las gracias a todos los lectores amigos, y menos amigos, que han colaborado a que este Blog El Olivo alcazara ayer la máxima cantidad de visitas en su corta historia:
2 millones completos de personas
Reconozco que estoy en la cola, delante de mí están maestros, como el amigo, compañero y maestro de blogueros a quien todos llamamos Paco Pepe, que hoy está en el portal de Intereconomía, y otros muchos que no cito por no alargar la lista.
Siempre existen los imitadores de mi santo de pila, el incrédulo, que no se creerán que yo esté en los dos millones. Y exigen pruebas. Aquí están explicadas.
Desde el nacimiento de El Olivo, en su primer portal, y luego en el actual, van a cumplirse pronto cinco años.
Cada Blog de esta plataforma está conectado a un contador propio. Ahí es donde he logrado ver la cifra de 2 millones de visitas. Quien desee datos más completos que los pregunte a Luis Fernando.
Unicamente pretendo dar dos millones de gracias a todos los lectores que han pasado sus ojos por sus pantallas en busca de este Blog.
Deseo pedir dos millones de perdones a todos los que con mis opiniones pueda haberles ofendido por cualquiier motivo.
Nunca, en un Blog católico, no pueden faltar los dos millones de gracias a Dios, que ha sido y es el único autor de cuanto aquí se cuelga a diario. Sin su Gracia y su Providencia, un servidor sería nadie.
Ante semejante cantidad de dos millones de amigos lectores, debo seguir con humildad mi servicio pastoral apareciendo en este medio de comunicación a diario, plenamente convencido que la nueva evangelización a través de la Red de Internet no es un cuento, sino una realidad que se palpa y se demuestra con números reales.
De modo más particular, agradezco a todos los amigos lectores sus comentarios, sugerencias, ironías y consejos, que siempre se han mantenido dentro del marco de la caridad fraterna, clave en nuestra Religión Católica.
Quienes han visto eliminados sus comentarios, les agradezco sus bilis y les comprendo en su derecho en no compartir mis opiniones, pero que aprendan a discrepar desde el amor fraterno. Siempre es mejor una buena ironía que una mala baba ofensiva.
Aqui termino. Desde aquí prosigo el camino de este servicio pastoral, donde estaré hasta que el Señor me pida otra cosa.
Ojalá pronto podamos tocar la campana de los tres millones de visitas. Será señal que vivimos para contarlo y que el Señor nos sigue ayudando con su divina Providencia.
Un cordial saludo a todos amigos.
Tomás de la Torre Lendínez
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