Lunes 11 de Septiembre de 2017
De la feria
De la feria
Verde
Martirologio Romano: Conmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que, en tiempo del emperador Galerio Maximino, habiéndoles sacado el ojo derecho y desjarretado la pantorrilla izquierda, fueron condenados a las minas, y después, asistiendo al Concilio de Nicea, luchó denodadamente por la fe católica contra el arrianismo (s. IV).
Martirologio Romano: Conmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que, en tiempo del emperador Galerio Maximino, habiéndoles sacado el ojo derecho y desjarretado la pantorrilla izquierda, fueron condenados a las minas, y después, asistiendo al Concilio de Nicea, luchó denodadamente por la fe católica contra el arrianismo (s. IV).
Antífona de entrada Sal 118, 137. 124
Tú eres justo, Señor, y tus juicios son rectos; trátame conforme a tu bondad.
Oración colecta
Señor Dios, que nos has redimido para hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre, para que cuantos hemos creído en Cristo alcancemos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Dios nuestro, fuente del amor sincero y de la paz, concédenos glorificar tu nombre con estas ofrendas que te presentamos; y por la participación en la eucaristía ayúdanos a vivir unidos en un sólo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 41, 2-3
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente.
O bien: cf. Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Oración después de la comunión
Señor nuestro, que alimentas y vivificas a tus fieles con tu palabra y con los sacramentos del cielo, concédenos aprovechar de tal manera estos dones de tu Hijo amado que merezcamos participar siempre de su vida divina. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Lectura Col 1, 24—2, 3
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Por esta razón, me fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí poderosamente. Sí, quiero que sepan qué dura es la lucha que sostengo por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente. Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el misterio de Dios, que es Cristo, en quien están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Palabra de Dios.
Comentario
Este párrafo habla de padecimientos, tribulaciones y lucha. Así es la vida de todo evangelizador. El anuncio del Evangelio acarrea trabajos y fatigas, que, como san Pablo, transitamos con la alegría de saber que el fruto es la vida nueva que muchos recibirán por el anuncio de la Palabra.
Salmo 61, 6-7. 9
R. ¡Mi salvación y mi gloria están en el Señor!
Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. Solo él es mi roca salvadora, él es mi baluarte: Nunca vacilaré. R.
Confíen en Dios constantemente, ustedes, que son su pueblo, desahoguen en él su corazón, porque Dios es nuestro refugio. R.
Aleluya Jn 10, 27
Aleluya. “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio Lc 6, 6-11
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó sana. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Palabra del Señor.
Comentario
Dios instituyó el sábado, entre otras cosas, para poner un freno a la explotación y para que ningún integrante del pueblo volviera a ser esclavo como cuando estaban en Egipto. Quienes transformaron la ley del descanso en una norma rígida, corrompieron el sentido de ese mandato. Ellos no contestan la pregunta de Jesús porque, obviamente, el sábado es para salvar la vida. No puede haber un mandato que venga de Dios para dejarnos en la enfermedad y en la parálisis.
Oración introductoria
Señor, sólo en la oración puedo encontrar el sentido que debo dar a los sucesos de este día. En la medida en que te ame y te escuche en esta meditación, en esa medida podré transmitir tu amor a los demás.
Petición
¡Ven Espíritu Santo! Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad para que sea digno de poder dialogar contigo en esta oración.
Meditación
Una de las actitudes que Jesús rechaza con más fuerza es la hipocresía. Es la actitud de la gente que quiere aparentar que son buenos, inteligentes o rectos, para luego comportarse al contrario de lo que profesan ser. Esta es la actitud de los escribas en este Evangelio. Jesús llama al hombre enfermo para hacer una obra buena en él. Los escribas quieren acusarle por curar en sábado, que estaba prohibido por la Ley de Moisés.
Jesús les pregunta si es lícito o no hacer el bien en sábado. Era obvia la respuesta, pero por querer acusar a Jesús, callan. Como si no supieran qué responder. Pero sí lo sabían, y aún así, callaron para no tragarse sus propias palabras de prohibición de la Ley. Para seguir aparentando que lo sabían todo, que aplicaban la ley al pie de la letra, que eran justos y no pecaban en su comportamiento. Pero sí pecaban en su corazón, lleno de soberbia e hipocresía.
Eso era lo que más disgustaba a Jesús. Pero al mismo tiempo era lo que le daba más tristeza. Porque Jesús vino a salvar a todo el mundo. Tanto a los buenos como a los malos. Pero necesita nuestra colaboración, que nuestro corazón esté desprendido de nuestro egoísmo para que pueda acoger los criterios de Cristo, que es el amor, la generosidad, la donación personal, y sobretodo la humildad de corazón.
Es una falsificación del Evangelio. En cambio, el camino del amor, el camino del Evangelio, es sencillo: es el camino que han comprendido los santos: ¡Los santos son aquellos que llevan la Iglesia adelante!
Propósito
No dudar en ayudar a la persona más cercana a mi con amor y generosidad.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, Tú eres fuente de la auténtica libertad, aquella que me puede llevar a optar siempre por el mejor bien. Te pido que me concedas la gracia de saber darte siempre el lugar que te corresponde en mi vida, Tú eres mi mejor amigo porque hasta has dado tu vida por mí, ¡ayúdame! Quiero serte siempre fiel y corresponder plenamente a tu amor.
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