Es lo que tiene Rafaela, que lo mismo desaparece una temporada, que toma el teléfono y no da tregua. Me dice que acaba de ver en internet, que nunca se imaginó ella lo entretenido que podría llegar a ser un ordenador, que en Madrid, con motivo del día ese de los gays -ella lo dice de otra manera- van a renovar algunos semáforos para que sean más políticamente correctos. En lugar del muñequito -siempre varón- los va a haber con muñequitos hombres y muñequitos mujeres, que van a ir de la mano entre ellos. En la imagen lo pueden ver.
Rafaela, que es más moderna de lo que parece, y años hace que las tareas de casa las tiene repartidas perfectamente con su marido, está indignada. Lo explica a las mil maravillas. Hay que jorobarse -dice- años llevan explicándonos eso de los estereotipos o como se diga, lo de los juguetes sexistas, lo de no hacer diferencia con la ropa, eso de las etiquetas, y ahora nos vienen los modernos esos del ayuntamiento con los semáforos esos de las narices (su marido lo expresaría de forma más ruda y rotunda).
¿Tú crees, me dice, que a estas horas es normal que representen a los hombres con pantalones, y a las mujeres con faldita y coleta? ¿En el año 2017, la Carmena y todos los suyos,otra vez identificando a las mujeres con el pelo largo y la falda, y a los hombres con pantalón y pelo corto? Te digo yo que con el cuento de la actualidad cada día somos más antiguos y sobre todo más imbéciles.
Los semáforos menos discriminadores y más abiertos a todos existían en Madrid en tiempos de Franco. A lo mejor hay gente que los recuerda. Eran tres letreros en horizontal, uno encima del otro. En el de arriba, en rojo, se leía: ESPEREN. En el del medio, en amarillo: PEATONES. En el de abajo, en verde: PASEN. Facilito. ¿Que se encendía el de arriba, en rojo? Pues eso, ESPEREN PEATONES. ¿Que se apagaba el rojo, y se encendía el verde de abajo? Estaba clarito: PAEATONES PASEN. Todo el mundo lo entendía y a nadie se discriminaba, porque en el concepto de peatón entraban niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, posibles trans, homosexuales, lesbianas, locazas disfrazadas, señores, señoras.
En esos semáforos de los tiempos de Franco, a nadie se discriminaba, a nadie se identificaba en su género por coleta o no coleta, falda o pantalón, valían lo mismo para celebrar un nuevo triunfo del Madrid en la Copa de Europa, que para regular el paso de las niñas de las ursulinas camino de las cuarenta horas. Semáforos a los que nada tenían que objetar las pilinguis de la calle de la Ballesta, los seminaristas del conciliar o la brigada paracaidista.
Y ahora van, y para ser modernos, nos montan unos semáforos, que encima serán carísimos y vete a saber quiénes se han llevado las comisiones, para decirnos que los hombres con pantalones y pelo corto, y las mujeres con falda y coleta.
Mira, cura, al final moderno, moderno, mucho más lo de Franco. Y si te atreves, lo publicas.
Me atrevo, Rafaela, y además,encantado.
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