La anticlerecía pagada por todos


Iba hoy a escribir algo más sobre hacia dónde va la Iglesia teológicamente. Pero como Trump cuando se indigna –como Trump cuando justamente se indigna y normalmente tiene más razón que un santo– hoy no puedo dejar de escribir algo sobre Juan Goytisolo, muerto hace unos días.

Escritor aclamado y que ha recibido todos los premios habidos y por haber. Por supuesto, siempre contra la Iglesia. Por ejemplo, escribió hace poco respecto a los obispos de España:

Quienes llenan sus arcas con dinero del Estado, esto es, con el bolsillo del contribuyente de resultas del actual Concordato, se aferran a privilegios de otra época: a la añorada alianza del trono y el altar de tiempos de Fernando VII

Bien, es muy curioso que se atreviera a escribir eso justamente él. Él se gastó una fortuna impresionante ganada en los tiempos que ser un best seller daba mucho dinero. Cuando sus amigos de progresía y anticlericalismo supieron que no le quedaba dinero (insisto, no porque le desapareciera en la nada, sino porque se lo gastó hasta el último euro), ya se encargaron de que siguiera viviendo a costa de todos los españoles.

Hay que hacer notar que El País le pagaba 3.000 euros todos los meses, escribiera o no escribiera: 2.200 euros tras impuestos. Pero eso no era suficiente. Para un padre de familia que se levanta a las 6:00 de la mañana a trabajar y no vuelve hasta la noche sería demasiado dinero. Para un progresista poeta de las izquierdas, no era suficiente.

Así que hubo que recurrir a los contactos, y ellos se encargaron de darle todos los premios posibles. Cuyo dinero no sale del País de las Maravillas, sino de los bolsillos de ese señor que se levanta a las 6:00 de la mañana a trabajar.

Como era poco, le encargaron (le regalaron) cursos de verano del Instituto Cervantes que pagamos entre todos. Que estuvo en esa engañifa de los cursos de verano, es indudable. Lo que no sé es cuánto logró sacar de las cajas del Estado por ese concepto un hombre que a esas alturas era un viejecito que aburría hasta las mismísimas ovejas. Pero no importaba mucho, el dinero también salía de ese misterioso País de nunca jamás.

Todo este asunto Goytisolo demuestra una vez más que en el mundo de la literatura todo se consigue a través de contactos, sólo por contactos y nada sin contactos. Y especialmente los premios. Habría tanto que decir de los premios literarios si no lo considerase una total pérdida de tiempo, prefiero hablar de los gatos de youtube.

Ah, se me olvidaba, volvamos a leer (después de todo lo que he dicho) las palabras de esa conciencia de la izquierda, Goytisolo, respecto a los obispos:

Quienes llenan sus arcas con dinero del Estado, esto es, con el bolsillo del contribuyente de resultas del actual Concordato, se aferran a privilegios de otra época: a la añorada alianza del trono y el altar de tiempos de Fernando VII


Vamos, hombre. No me hagas reír.

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04:47

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