Creo que uno de los varios encontronazos que en alguna ocasión tuve con monseñor Agrelo fue cuando en una de sus infinitas llamadas a derribar todo tipo de fronteras le pregunté que si tenía llave en su casa, porque uno entiende que la puerta y la cerradura son la frontera de cada cual, y que cada cual abre y cierra su casa a quien le parece oportuno, y que si eso hacemos en casa, con más razón en las fronteras de las naciones.
Qué quieren que les diga, que eso de “abre la muralla” y “cierra la muralla” se me queda como lejos. Además, monseñor Agrelo lo tiene perfectamente superado. La muralla se abre siempre y punto, y no como ese malvado de Trump que, por cierto, de qué hablábamos hace un par de meses.
Murallas abiertas, fronteras suprimidas, libre circulación de los seres humanos por todo el planeta, mi casa es tu casa, abajo las cerraduras de las puertas (¿hay cerraduras en su casa, en sus oficinas, monseñor?). Qué bonito y qué falso a la vez.
Comprendo que soy un mal bicho, inmisericorde, toca narices, peleón y pelín irónico. Pero un ser humano, con mis debilidades y problemas, pero humano, tan humano como cualquier negro o blanco, humano sin importar mi religión o pensamiento. Un ser humano, además católico como monseñor -creo yo-, además sacerdote, además… Bueno, un poco Infocatólico, que nadie es perfecto. Soy un ser humano y basta.
Murallas abiertas, fronteras suprimidas, libre circulación de los seres humanos. Je. Que se lo han creído. Monseñor Agrelo tiene sus propias fronteras y su división de los demás en dignos e indignos, en buenos y malos. Tiene sus propias fronteras, por ejemplo, en su muro de Facebook, donde tiene reservadísimo el derecho de admisión y no a todos permite el acceso. Por ejemplo, a un servidor, bloqueado en su cuenta.
A mí me parece bien, y yo también bloqueo a quien me da la gana, con la diferencia de que no me paso el día ciscándome en las fronteras y clamando por la libre circulación de las personas por el ancho mundo.
Esta es la realidad de monseñor Agrelo.Abajo las fronteras políticas, acabemos con las vallas, las concertinas, el muro de Trump, los pasaportes, las normas de inmigración. Pero mi casa con llave y mi cuenta de Facebook bloqueada a los impresentables que osen llevarme la contraria. A otro perro con ese hueso. Socio, desde luego, no traga.
P.D. No tengo el más mínimo interés de adentrarme en el muro de monseñor, pero Agrelo puede pasar al mío cuando le plazca. Los Infocatólicos semos asín
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