La libertad de expresión es la capacidad que tiene uno de hablar a favor del poder establecido, sea por lo civil, sea por lo eclesiástico. Más aún, cuanto más se oye hablar de libertad de expresión, cuanto más se exalta y se promociona la necesidad de expresarse libremente, más cuidado hay que tener con lo que se dice (axioma de Logos).
Por ejemplo, todos somos libres para hablar del papa Francisco y su ministerio. El problema es que como esa libertad se use para mostrar discrepancias o para pedir explicaciones, la has liado. De hecho, miren lo que ha pasado con los cuatro cardenales y su carta, que aquí mucha libertad, pero como digas algo inconveniente te crucifico. Por tanto, libertad, pero unidireccional y siempre vigilada. Lo de salir en la foto ¿me comprenden?
El poder nunca quiso discrepancias sonoras. Está bien eso de mantener pequeñas diferencias en cosas más bien de tipo secundario, pero como se ponga en duda una línea o se denuncien situaciones concretas, ahí la has pifiado. Se pasa de la libertad de expresión a la alta traición, y eso se paga, y esto se sabe.
Recuerden lo del cardenal arzobispo de Barcelona y Germinans Germinabit, que no digo yo que fueran la reencarnación de Teresa de Calcuta, pero leches como se puso monseñor Martínez, que los llevó directamente a los tribunales civiles, para perder, por cierto, el pleito. Infovaticana tiene pendiente en los tribunales una querella de la COPE. Supongo que una forma de intentar callarte es hacerte saber que poseen unos medios económicos y técnicos que tú no posees.
Aquí, en Infocatólica, no hemos tenido demasiados problemas, al menos hasta lo que un servidor sabe. Pero la línea de este portal, a la que en ortodoxia y eclesialidad no se le puede poner un pero, evidentemente que no gusta. La prueba más clara es que aquí, publicidad de la Iglesia, cero. Posiblemente si nos dedicásemos al peloteo y nos convirtiéramos en promotores de la liberalidad, la modernización y la moderancia (sic) que decía un viejo conocido de un servidor, al menos nos llegarían migajas. Eso sí, dejaríamos de ser nosotros.
Entre los años 1941 y 1978 se publicó en España “La Codorniz”, la revista más audaz para el lector más inteligente. En tiempos de férrea censura franquista, la revista se las apañaba para ir soltando lo que buenamente le parecía, aunque de vez en cuando pagara su osadía con el cierre cautelar por semanas. Se contaba, se decía, que, en una ocasión en el titular, publicó la siguiente frase: “Bombín es a bombón como cojín es a X, y nos importa tres X que nos cierren la edición”. Esto, que jamás llegó a publicarse, muchos lo siguen dando por bueno.
Lo traigo ahora a colación porque a pesar de los miedos, y aquí cada cual es libre, hay mucha gente que no se calla y no se va a callar, porque le importa tres X que le cierren la edición. Por ejemplo, los cuatro cardenales que ya sabemos. Por ejemplo, Germinans. Por ejemplo, Infocatólica. Por ejemplo, los 24 sacerdotes e intelectuales que públicamente lo apoyan. Por ejemplo, sacerdote, blogueros. Por ejemplo, un servidor.
Y miren que me recomiendan prudencia. Jorge, cuidado, que cualquier día vas a tener un problema, te van a llamar la atención, te la van a liar. Pues qué se le va a hacer. Si yo creo que la Amoris Laetitia es la confusión con patas, digo que podré decirlo. Y si pienso que Cáritas debería ser mucho más confesional no entiendo por qué me lo voy a callar.
¿Y no te han tirado de las orejas? Porque no me creo que no te hayan dicho nada. Pues de momento nada. Y si un día me lo dicen, pues lo diré con la misma claridad: desde tal sitio, tal persona me ha dicho que me calle. Punto. Con la misma libertad.
¿Y otras formas de meterte el dedo en el ojo? Hombre, que en la Iglesia no somos así. No creo… Pero bueno, si sintiera el dedo ya me quejaría.
En cualquier caso, para que no haya dudas, libertad delos hijos de Dios.
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