Navidad (verdaderamente) ecuménica en el Tíbet

- “Tengo varios amigos judíos”.

- “Tengo muchos amigos homosexuales”.

- “Tengo un gran respeto por todas las religiones”.

-  “Soy cien por ciento ecuménico”.

Afirmaciones todas que, por políticamente correctas que quieran ser, justamente corroboran todo lo contrario y, quien las dijera al unísono sólo permitirían colegir que nos encontraríamos frene a un antisemita homofóbico (aquí sí, excelentemente usado el eufemismo) e intolerante.

Pues bien; yo carezco de todas esas aparentes virtudes y nunca me imaginé que aquí, en plena meseta tibetana y a miles de kilómetros de mi tierra, me iba a convertir no sólo en un artífice del verdadero ecumenismo, sino en uno de sus más acérrimos defensores.

Pero, ¿qué es el ecumenismo? Pues bien: a diferencia del “diálogo inter-religioso” (que según Ratzinger, estrictamente hablando, no puede existir), el ecumenismo intenta justamente, como el término lo indica, buscar la unión, la comunidad, lo que une, es decir, a Nuestro Señor Jesucristo, venido en Carne para salvar al género humano. El verdadero ecumenismo, entonces, intenta acercar a los herejes a la verdad completa para que pertenezcan a la Iglesia Católica Apostólica y Romana, la única Iglesia fundada por Jesucristo.

Pero, ¿qué es hoy el ecumenismo, en muchas partes? En la praxis, no pasa de ser un carnavalesco intercambio insípido donde ni se predica al Jesucristo ni se intenta cumplir con lo que Dios pidió cuando rezó (Jn 17,21), para “que todos sean uno” y exista un solo rebaño y un solo pastor (Jn 10,16).

Aquí, en el confín del Himalaya, existen poquísimos cristianos (apenas unas 20 o 30 familias, quizás) gracias a la predicación de unos misioneros protestantes finlandeses del siglo XVIII. Desde esa época los protestantes (simplemente “christians” por acá), se han intentado mantener fieles a las tradiciones por medio de sus predicadores permanentes y su “culto” (principalmente la lectura y comentario de las Sagradas Escrituras). Lo llamativo del caso es que esta gente cree en la divinidad de Jesucristo y hasta en la Maternidad Virginal de María. Algunos, según dicen, es gracias a la desvinculación que tienen con otras sectas protestantes y por intentar seguir a rajatabla la Biblia.

Lo cierto es que, en un contexto budista e hinduista, el hecho de encontrar cristianos de buena fe, que intentan seguir en serio las enseñanzas de Jesús y practicar sus virtudes, es encontrar un oasis. En serio.

Es tanta la ignorancia en la que se ven sumidos los “laicos” budistas e hinduistas por medio de sus “rimpoches” o “gurúes” orientales, que el conversar con estos protestantes es, si no estar con un hermano, al menos con un primo lejano.

Pues bien; basta de lata. Acá va la cosa.

Al llegar la Navidad queríamos pasarla católicamente y, hete aquí que unos de los pastores protestantes nos ofreció hacer un 25 de Diciembre cristiano, en un lugar absolutamente pagano, donde ni siquiera conocen el nombre de “Christmas”, o de Jesucristo.

¿Qué hacer? Nosotros no teníamos experiencia en estas cosas, así que nos adelantamos y les dijimos desde ya que sí; y les entregamos un programa de la siguiente manera.

10 AM: Villancicos de Navidad (ya hemos escuchado algunos de los que cantan y son muy hermosos y dignos)

11 AM: Pesebre viviente hecho con niños paganos y protestantes, dirigido por una voluntaria belga, católica practicante, que vino unas semanas a dar “clases de inglés” (catolicismo en inglés, digamos…)

12 AM: Santa Misa católica según el rito extraordinario…

13: Almuerzo

14: Predicación de uno de los pastores

14.30: Predicación de uno de nosotros, los curas

15: Deporte y alguna película para niños con la vida de Jesús

17: Bendición final

Uno dirá:

- “¡Pero qué sencillo! ¡Eso también lo haremos en mi parroquia!”

¡Jé! El tema es que ni se dan una idea de lo osado que es esto en este contexto, en el norte de la India donde el budismo, principalmente, es la religión predominante y, los monjes budistas no son los corderitos que la new age predica para nosotros, los occidentales, consumidores crónicos de estúpidas ilusiones.

¿Por qué la misa tradicional? Lo pensamos y, como por aquí nos dijeron que el sánscrito es la lengua litúrgica y tradicional (aunque nadie la habla), se nos ocurrió que, dado que aquí no conocen la misa católica, podríamos presentarles este tesoro varias veces centenario que la Iglesia posee y que, seguramente apreciarán.

En total, se esperan unas trescientas personas, cien de las cuales serán “parias” (gente trabajadora que vive en la calle) y absolutamente paganos que…, ¡irán a misa por primera vez!

Con Asis; el primer monaguillo (aún no está bautizado)

Ya hicimos 100 misalitos latín-inglés; las lecturas las haremos en nepalí y el sermón en inglés con traductor simultáneo al nepalí y al hindi, donde intentaremos enseñar lo que es la Santa Misa, el mismo Sacrificio de Cristo en la Cruz de modo incruento, que se renueva por nuestra salvación.

Para los protestantes será una enseñanza complementaria; para los paganos una completa novedad pues sus ídolos jamás se entregarían a la muerte por cada uno de los hombres. Ya narraremos las repercusiones.

La Misa de Angelis, a su vez, sonará por primera vez en estas tierras orientales con el monte Kantchenzonga de fondo.

Pedimos oraciones para que la Verdad, el Bien y la Belleza, conmuevan a estas almas alejadas de ese Dios que se encarnó por nosotros hace más de dos milenios.

¡Y… que viva el (verdadero) ecumenismo que convierte!

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

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11:12

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