Domingo 27 de Diciembre de 2015
La Sagrada Familia de Jesús, María y José
(F). Blanco
Esta fiesta de la Sagrada Familia se realiza siempre el domingo siguiente a Navidad, y es una de las celebraciones más modernas del calendario litúrgico. Se instituyó como fiesta opcional en el año 1893, y, poco después, el papa León XIII la instauró con carácter universal (para toda la Iglesia). La familia de Jesús pasó por las alegrías y preocupaciones de todas las familias. Ellos conocieron el drama de tener que emigrar de su tierra y vivieron todas las dificultades terrenales.
Martirologio Romano: Fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio. († s.I)
Martirologio Romano: Fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio. († s.I)
Antífona de entrada cf. Lc 2, 16
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al Niño acostado en el pesebre.
Oración colecta
Dios y Padre nuestro, que en la Sagrada Familia nos ofreces un verdadero modelo de vida, concédenos que, imitando en nuestros hogares las mismas virtudes y unidos por el amor, podamos llegar, todos juntos, a gozar de los premios eternos en la casa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Padre, el sacrificio de la reconciliación y, por la intercesión de la Virgen María y de san José, te pedimos que edifiques nuestras familias sobre el fundamento de tu gracia y de tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona cf. Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en la tierra y vivió entre los hombres.
Oración después de la comunión
Padre bueno, alimentados con estos divinos sacramentos, concédenos imitar constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar siempre de su compañía en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1ª Lectura Eclo 3, 3-7. 14-17
Lectura del libro del Eclesiástico.
El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida. La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor. El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor. Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios.
Comentario
Estos consejos del sabio se desprenden del mandamiento “honra a tu padre y a tu madre”. En estos consejos se plantea la ayuda que se debe a los padres, especialmente cuando estos ya son ancianos y no pueden valerse por sí mismos. Asistir la debilidad y necesidad de los mayores es una de las formas concretas de practicar el amor al prójimo.
O bien: Col 3, 12-21
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en Nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre. Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
Comentario
Los consejos para la vida familiar son, en definitiva, los mismos que para la vida comunitaria, y se resumen en esto: “revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección”. Sea cual fuere nuestro lugar en la familia, vivámoslo en el amor.
Sal 127, 1-5
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Aleluya Col 3, 15-16
Aleluya. Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluya.
Evangelio Mt 2, 13-15. 19-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto llamé a mi hijo”. Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: “Será llamado Nazareno”.
Palabra del Señor.
Comentario
Muchas familias de la tierra han sufrido o sufren el exilio por motivos políticos. Jesús, José y María no fueron ajenos a esta realidad. Conocieron las penurias de los desplazamientos y las dificultades de llegar a una tierra desconocida. Jesús se encarnó para hacerse solidario con toda debilidad humana, también la que se vive en las familias. Él camina también con los desplazados de hoy.
Lectura del libro del Eclesiástico.
El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida. La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor. El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor. Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios.
Comentario
Estos consejos del sabio se desprenden del mandamiento “honra a tu padre y a tu madre”. En estos consejos se plantea la ayuda que se debe a los padres, especialmente cuando estos ya son ancianos y no pueden valerse por sí mismos. Asistir la debilidad y necesidad de los mayores es una de las formas concretas de practicar el amor al prójimo.
O bien: Col 3, 12-21
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en Nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre. Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
Comentario
Los consejos para la vida familiar son, en definitiva, los mismos que para la vida comunitaria, y se resumen en esto: “revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección”. Sea cual fuere nuestro lugar en la familia, vivámoslo en el amor.
Sal 127, 1-5
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Aleluya Col 3, 15-16
Aleluya. Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluya.
Evangelio Mt 2, 13-15. 19-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto llamé a mi hijo”. Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: “Será llamado Nazareno”.
Palabra del Señor.
Comentario
Muchas familias de la tierra han sufrido o sufren el exilio por motivos políticos. Jesús, José y María no fueron ajenos a esta realidad. Conocieron las penurias de los desplazamientos y las dificultades de llegar a una tierra desconocida. Jesús se encarnó para hacerse solidario con toda debilidad humana, también la que se vive en las familias. Él camina también con los desplazados de hoy.
Oración preparatoria
Señor, en mi oración del día de hoy en el que recordamos a la Sagrada Familia, te ofrezco toda mi vida, mi libertad y mi voluntad. Soy tuyo, a Ti me entrego con todo lo que soy y lo que tengo. Que tu gracia me permita escuchar tu voluntad para que mi testimonio de vida convierta y dé esperanza a mi familia.
Petición
Señor, te pido por mi familia, dale un amor fuerte. Acrecienta mi confianza en Ti y ayúdame a poner todas mis ilusiones en santificarme para alcanzar la gloria eterna.
Meditación
1.- En este marco de las fiestas navideñas, donde damos tanta importancia a los encuentros familiares, el evangelio nos invita a fijarnos en el portal de Belén, en Jesús, María y José, que forman una familia. Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, que recibe ese nombre de “sagrada” porque era la de Jesús, el Mesías, el Salvador, aunque también las nuestras son sagradas para nosotros. Formar una familia es una gran responsabilidad, ya lo sabemos, pero hoy nos miramos en este modelo de familia para revisar también las nuestras.
2.- Tu familia, ¿se parece a la familia de Nazaret? Vamos a ver si la Palabra de Dios nos ayuda a responder a esta pregunta. Todas las personas necesitamos tener una familia para crecer en las mejores condiciones. Antiguamente las sociedades eran más patriarcales, y la figura del padre tenía el mayor de los valores, era el que sustentaba el hogar familiar con su trabajo y el que daba prestigio a la familia. Hoy las mujeres tienen mayor relevancia en la vida familiar. Y también son importantes los niños. La primera lectura recuerda todas esas cosas. Está escrita unos 180 años antes del nacimiento de Jesús, pero sus consejos son muy actuales. De hecho, hay un mandamiento que resume todo lo que nos dice la lectura del Eclesiástico: honra a tu padre y a tu madre. Es un respeto a la autoridad y la sabiduría de los mayores, siempre y cuando se ejerzan como un servicio y no como una imposición.
3.- Además de este mandamiento, hay actitudes en la Sagrada Familia que nos pueden servir de espejo en el que mirarnos. Nadie duda de las virtudes de María: generosa, paciente, amorosa, humilde, sencilla, prudente, alegre… Ni de las de José: justo, paciente, responsable, honrado, cariñoso, constante, fiel… Ni de las del Niño Jesús: obediente, respetuoso, alegre, responsable, servicial… Pero sobre todo los tres tenían una gran fe en Dios y una disponibilidad muy grande para colaborar con Él en sus planes. De hecho, si nos fijamos en el evangelio de hoy, nos daremos cuenta de las veces que José escucha el mensaje del ángel de parte de Dios y se pone en camino, cumpliendo lo que Dios le pide. José está disponible a la Palabra de Dios: “levántate”. Y se repite en dos ocasiones: para huir a Egipto y para volver a Nazaret.
4.- Este sería un tercer aspecto en el que la Sagrada Familia nos sirve de ejemplo: las dificultades. A veces pensamos que por ser la familia de Jesús y ser “sagrada” todo les fue bien y no pasaron ninguna necesidad, como pasa en las nuestras. Pues no fue así. Desde el primer momento tuvieron que hacer frente a grandes adversidades, como por ejemplo, el rechazo, no ser acogidos, estar amenazados, tener que huir a un país extranjero, convertirse en emigrantes forzosos (porque a nadie le gusta tener que irse de su tierra), vivir lejos de su hogar, de sus amigos y familiares… Y al volver a Nazaret, no sabemos cuándo, la familia pierde a José, el padre, el cabeza de familia. Y María y Jesús se las tienen que apañar para salir adelante. Y lo hacen. ¿Qué les mantenía unidos? ¿Qué les sustentaba y les daba fuerzas? La confianza en un Dios al que sentían cercano. ¿Cómo es nuestra confianza en Dios? ¿La vivimos en nuestras familias? ¿La compartimos con los más pequeños? O eso ya no se lleva. Quizá nos falte más fe, más confianza, más oración, más comunicación, más… (Cada cual sabrá). Pero lo que no debe faltar nunca es familias que sean referentes, que sirvan de modelo, que se ayuden las unas a las otras a crecer, a permanecer firmes y estables. Hoy la Sagrada Familia lo es. Pero quizá también podemos mirar a nuestro alrededor y descubrir familias que también son “sagradas” hoy y ejemplo para nosotros: quizás los padres, los abuelos, quizá amigos cercanos… quizá nosotros mismos estamos llamados a ser ejemplos de familias cristianas, al estilo de la familia de Nazaret.
5.- La Iglesia, la comunidad cristiana, nosotros, aquí reunidos, estamos llamados a ser y vivir como una gran familia, unida por los lazos de la fe. Para ello nos sirve de ejemplo la segunda lectura, donde San Pablo invita a esto mismo a la comunidad cristiana de Colosas. Podemos releerla tranquilamente y ver todo lo que nos queda por hacer para ser ese “pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado” que tiene como virtudes “la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión… y por encima de todo… el amor”.
6.- Esto, a nosotros, nos interpela seriamente. ¿Qué estamos haciendo por el traspaso de la fe en nuestras familias? ¿Somos transmisores o cortocircuito? ¿Nos tomamos en serio nuestra misión de educadores o delegamos, por comodidad o cansancio, en otras instituciones y personas? ¿Ponemos la práctica cristiana (oración, eucaristía, bendición de la mesa, rosario, etc) en algún momento de nuestra vida familiar o vivimos al margen de ella? Interrogantes que, en su respuesta, denotarán si nuestras familias son cristianas o si, simplemente, se han quedado como “familias bautizadas pero sin vivencia cristiana”.
Que Jesús, José y María nos ayuden a cuidar de esa gran institución en la que hemos nacido. Se suele decir que una cosa no se valora hasta que no se tiene. Que, nosotros, sepamos dar gracias a Dios por esa gran escuela, universidad, taller y semillero de valores (religiosos, sociales, culturales…) que son nuestras familias. Sólo así, lejos de ser “clones” de una sociedad interesada y caprichosa, seremos hombres y mujeres con raíces profundas, con criterios propios y con luz personal.
En Jesús, Dios hace suyos y viene a vivir los valores más nobles y más valiosos de los hombres. Y, la familia, sin duda alguna, es uno de ellos. Y, Dios, también lo vive, lo asume y lo celebra con gusto.
Propósito
En el fondo, todos seguimos siendo un poco niños toda la vida y, por ello mismo, profundamente necesitados del calor de una familia. Que en el corazón de María, de Jesús y de José encontramos ese tesoro que anhela nuestra alma. Y es lo que también nosotros, como cristianos, hemos de dar a los demás, a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.
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