De Trento, Lutero y los parias en el Himalaya

Sí…, ecumenismo. Ya explicamos en el post anterior qué es lo que era eso: tratar de convertir a los que creen en Cristo al catolicismo apostólico y romano. Otra cosa podrá llamarse de otro modo, pero no es ecumenismo verdadero.

Pues bueno; el 24 y el 25 de Diciembre aquí, en plena meseta tibetana, tuvimos la oportunidad de ponerlo en práctica con el P. Federico, de la siguiente manera.

El 24 a la noche, Misa de gallo: nosotros dos, una voluntaria belga y unos 15 “parias” (trabajadores de la ruta, hindúes en su mayoría, que apenas hablaban una palabra de inglés). Ni se imaginan la cara de ellos cuando les dijimos que, por ser pobres ahora, no significaba que en sus vidas anteriores hubiesen sido unos criminales. ¡Ni qué hablar cuando les comentamos que Dios los llamaba a ser reyes! ¡Ni menos que menos cuando nosotros, sacerdotes, les servíamos las pizzas que habíamos amasado desde la mañana del 24! ¡Justo aquí, donde la cultura de las castas es completamente elitista!

El orden fue: Misa, pizzas y sermón en dos lenguas. ¿Y qué tema?: la conversión, la imposibilidad de salvar de los ídolos y la necesidad del Salvador: Jesucristo.

Queríamos aguantar hasta las 12 de la noche pero no se pudo… (aquí, cuando el sol se pone, todos a dormir…). Primera misa de gallo de la historia, sin lugar a dudas, en estas tierras paganas.

El 25 de Diciembre, como habíamos quedado con los protestantes (unos 300), pertenecientes a un grupo llamado “Himalaya free church”, tuvimos la Santa Misa según el modo extraordinario (misa “tradicional”, “tridentina”, o como quieran llamarla). ¿Quiénes participaron? Sólo algunas decenas de paganos, algunos protestantes y nada más. Habíamos impreso “misalitos” inglés-latín y, a diferencia de varias iglesias de occidente, reinaba el más sacrosanto de los silencios. En total, unas cincuenta personas. El techo era el cielo; el altar, una mesa y una casulla; el cáliz, una copa portuguesa regalada desde Fátima para misa de campaña. ¡Casi casi como el Pesebre!

Se predicó directamente en nepalí, sin traductor; el P. Federico había hecho traducir su sermón del inglés y había latinizado la fonética al español, cosa de poder leer en voz alta todo directamente en la lengua local. ¿Qué dijo? A los paganos, lo que se lee en San Marcos: “Quien se bautice se salvará” (Mc. 16, 16) y a los protestantes, directamente en la cara y con total parresía, que la Iglesia Católica, Apostólica y Romana es la única Iglesia verdadera y que, por . ello, hay que procurar ser “uno” pero en la Iglesia Católica (Mt 16,16, ss.).

Yo le hice de monaguillo, organista y cantor. Fue realmente una misa única.

La gente estaba contenta; muy contenta incluso con la predicación a pesar de haberles cantado las cuarenta a los protestantes; porque los pocos protestantes que aquí hay, lo son, porque nadie aquí les predica la verdad completa.

Si alguien se anima a venir por estas tierras, lea el último post del P. Federico, aquí

La verdad, un gozo enorme… El gozo de la Verdad.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

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11:29

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