Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Jueves de la 14 a. Semana – Ciclo B

“Dijo Jesús a sus apóstoles: “Id y proclamad que el reino de los cielos esta cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; tampoco alforja para el camino…” (Mt 10,7-15)

Jesús no quiere seguidores instalados.
Jesús quiere seguidores caminantes.
Caminantes a la búsqueda y encuentro de los hombres.
Me gustó una estatua que hay en el Monte del Gozo (Santiago de Compostela).
Se trata de una joven sentada que está curando las ampollas y heridas de la planta de los pies.
Pies heridos de tanto peregrinar.
Necesitamos cristianos con heridas y ampollas en sus pies de tanto peregrinar con el Evangelio en la mano y el corazón y en la lengua.
“Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca”.
Cristiano no es el que espera a que los demás vengan.
Es el que va a buscarlos, va a su encuentro.
Lleva el Evangelio en el corazón y también en los pies.

Anunciar el Evangelio no es solo cuestión de palabras.
Es trabajar por hacer la vida de los hombres más humana.
Es sanar las heridas del cuerpo.
Es sanar las heridas del alma.
Es preocuparnos de los que sufren enfermedad.
Es preocuparnos de los que llevan herido su espíritu.
Es llevar bienestar, salud y alegría.

Seguidor de Jesús es llevar siempre buenas noticias.
Es llevar esperanzas.
Es llevar ilusiones.
Es llevar nuevos horizontes.
Es proclamar que la vida no tiene que ser lo que es sino que podemos cambiarla.

No siempre podremos hacer grandes cosas.
Pero siempre podremos hacer pequeñas cosas que hacen más feliz a la gente.
Podrá ser una sonrisa: que también es presencia del reino.
Podrá ser una palabra de bondad: que también es presencia del reino.
Podrá ser una palabra de consuelo: que también es presencia del reino.

Los dos pies sobre los que llevamos el Evangelio son:
La gratuidad, no el interés.
La debilidad, no el poder.

Porque el Reino de Dios es “reino de amor”.
Y el amor es gratuito.
El amor no se vende ni se compra.
Si hemos sido amados gratuitamente, gratuitamente hemos de amar.
Si hemos recibido el Evangelio gratis, gratis tendremos que darlo.
Por eso comenzamos anunciándolo a los pobres que no pueden pagar.

El amor no se anuncia con el poder.
El amor se anuncia con el corazón.
El amor se anuncia con la debilidad.
El amor se anuncia con la sencillez.

Dinero y amor son incompatibles.
Reino y poder son incompatibles.
La grandeza de la Iglesia no es su grandeza humana.
La grandeza de la Iglesia es su pobreza.
La pobreza como desprendimiento de todo, es el camino por donde el Reino llega a los hombres.
San Francisco comenzó su aventura desnudo.
Dios comenzó su aventura entre los hombres, desnudo en un pesebre.
Y comenzó su aventura, desnudo en una cruz.

Clemente Sobrado C. P.


Archivado en: Ciclo B Tagged: apostoles, enviados, gratis date, mision
00:13

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