La alegría del México real, en la Navidad del Vaticano

Del Vatican Insider

Rostros indígenas. Verdaderos. Sonrientes, casi como un reto a la dura realidad de violencia y desánimo que vive México. Pero están ahí, plasmados en sus más mínimos detalles gracias a la maestría de artesanos del estado de Oaxaca. Parecen desafiar al mundo, para decir desde los escaparates de la Santa Sede que la alegría de ese pueblo no sucumbirá fácilmente. Son parte de la muestra “Navidad Mexicana en el Vaticano”, apenas inaugurada.

Como es tradición desde hace ocho años, en estas fiestas decembrinas varias salas del Estado pontificio serán adornadas por artesanías provenientes de una región de México. En esta oportunidad tocó aportar las piezas a Oaxaca, ubicada al sureste del país. Dos nacimientos monumentales y los adornos para dos grandes árboles navideños serán ubicados tanto en los Museos Vaticanos como en el Aula Pablo VI.

Este miércoles una comitiva entregó simbólicamente las artesanías al Papa, al final de su audiencia general en la Plaza de San Pedro. Entre quienes saludaron a Francisco estaba Jacobo Ángeles, originario de la localidad de San Martín Tilcajete. Él imploró a Bergoglio que rece y envíe una bendición para que “exista cordura y entendimiento en México”.

No es para menos, son tiempos turbulentos para ese país, histórica y mayoritariamente católico. El avance de las bandas de narcotraficantes sobre amplias zonas del país y su impacto sobre la política, han propiciado desconcierto y zozobra. Las desapariciones forzadas (entre ellas la de 43 estudiantes) permanecen como una herida abierta, mientras los escándalos económicos se ciernen sobre la familia del presidente, Enrique Peña Nieto.

En este entorno, los artesanos e indígenas que viajaron al Vaticano para traer sus obras, quieren decir que, más allá de los problemas, existe otra cara de su país. Ellos buscan poner su “granito de arena” para mostrar esa imagen diferente, no obstante todo.

Por eso el artesano Ángeles agradeció la oportunidad de ver sus piezas expuestas en uno de los museos más importantes del mundo, a pocos metros de obras maestras de la historia del arte como la Capilla Sixtina.

Proveniente de una familia de artesanos, desde hace 35 años se dedica a los alebrijes, piezas talladas en madera y pintadas con diseños indígenas en colores intensos. Con esa misma técnica realizó uno de los pesebres que se exhibirá, hasta el próximo 2 de febrero, en los Museos Vaticanos. Cuando comenzó a seguir los pasos de su abuelo y su padre -también artesanos-, jamás hubiese imaginado que sus creaciones llegarían a un lugar “tan sagrado e importante”.

Él forma parte de las 142 familias de 25 municipios de Oaxaca involucradas en la realización de mil 200 piezas que conforman la muestra. No sólo los pesebres y los árboles, cientos de pequeñas artesanías serán vendidas en los negocios ubicados dentro de los museos. Una operación que al Estado de Oaxaca le costó unos dos millones de pesos.

Alejandro Vera, tallador originario del municipio de Santiago Juxtlahuaca, realizó uno de los nacimientos. De su mente y sus manos magistrales surgieron 11 piezas talladas en madera de ahuehuete, cuyos rostros son réplicas de personas reales. Los organizadores de la exposición le solicitaron personajes muy típicos y él decidió “copiar” a la gente de su pueblo.

“Mi papá tiene una tienda y ahí llega mucha gente de la Mixteca, entonces tomé los modelos de los niños por ejemplo para los ángeles, el pastorcito es un señor bigotón que siempre está ahí en la tienda. Los realicé directamente, sin sacar fotos, sólo viéndolos y los copié. De unos tomé la frente, de otros el rostro, elegí a la típica mujer mixteca y así fui mentalmente formando a los personajes. No preparé boceto porque entre el boceto y la obra siempre surgen errores”, señaló.

Todas sus estatuillas muestran enormes sonrisas. ¿Cómo es posible, en un momento tan difícil como el que atraviesa su país. “Porque no se puede estar triste cuando nace Jesús”, respondió convencido.

“Nosotros vivimos muy contentos, estoy muy orgulloso de mi país. No veo lo malo o lo bueno, me dedico a mi obra y si yo quiero que mi país esté bien, necesito empezar por mí mismo, por mi familia y por mi gente. Esta es la imagen de la fiesta en México, la imagen de mi pueblo, de nuestros trajes tradicionales y de lo que nosotros hacemos. Nosotros no estamos en la calle, protestando, trabajamos a diario y le damos de comer a nuestras familias”, abundó.

Explicó que su esposa y sus hijos, de 15 y 12 años, estuvieron involucrados en la realización de las figuras porque es la forma en que él ha decidido conservar las tradiciones de su pueblo. Y precisó: “Yo los quise hacer partícipe porque es la única forma en que nosotros conservemos nuestras tradiciones, haciendo partícipes a nuestros hijos. Si usted quiere componer todo debe empezar por su familia, por eso mi familia trabajó en el nacimiento”.