Bocadillos espirituales para vivir el Adviento: Lunes de la 4 a. Semana – Ciclo B

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. “el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. (Lc 1,46-56)


Ser agradecido, es una manera de devolver en acción de gracias lo recibido.

Ser agradecido, es una manera de reconocer los regalos que hemos recibido.

Ser agradecido, es una manera de tomar conciencia de que lo recibido es un compromiso de vida.

Ser agradecido, es una manera de decir que lo que somos y tenemos no es nuestro sino un don del Señor.

Ser agradecido, manifiesta la nobleza de nuestro espíritu.

Ser agradecido, es verse no desde sí mismo, sino desde el que “ha puesto sus ojos en nosotros”.


María se conoce a sí misma.

No pasa de ser una mujer más de Nazaret.

No ostenta título nobiliario alguno.

Es sencillamente eso: una mujer del pueblo.


Pero María también conoce la obra de Dios en ella.

Es consciente de que Dios la ha mirado.

Es consciente de que Dios se ha fijado en ella.

Precisamente en ella y no en el resto de mujeres, que como ella van cada día a la fuente a buscar el agua del día.

Es consciente de que ya no es ella, sino la obra de Dios en ella.

Es consciente de que su grandeza no depende de ella, sino del que “la ha mirado”.

Es consciente de que en ella hay algo mucho más que ella misma.

Es consciente de que en ella, a Dios se le pasó la mano.


Sabe que es como todas las mujeres y que es distinta a todas.

Sabe que, ante los demás, sigue siendo la misma.

Pero sabe también que, desde que Dios la miró y se fijó en ella, es otra mujer.


Su cántico del “Magnificat” es:

Un cántico de reconocimiento de sí misma.

Un cántico de toma de conciencia de sí misma.

Un cántico de toma de conciencia de Dios en ella.

Un cántico de acción de gracias y alabanza a lo que Dios puede hacer en el corazón humano.

Un cántico de reconocimiento de sentirse parte de la historia de su pueblo.

Un cántico de reconocimiento de sentirse parte del nuevo pueblo de Dios.

Porque “dichosa me llamarán todas las generaciones”.

Un cántico que reconocimiento, alabanza, acción de gracias y oración.


Una mirada a nuestras vidas, nos haría bien a todos.

Descubrir la obra de Dios en cada uno de nosotros, nos haría bien a todos.

Reconocer nuestros dones y la novedad de Dios en nosotros, nos levantaría el ánimo.

Un sentido agradecimiento a Dios por lo que hace en nosotros, nos devolvería la alegría.

Un reconocido agradecimiento a Dios por sus dones de naturaleza y de gracia, sería el mejor camino para que el Señor siga sembrando la tierra de nuestros corazones.


¿Y no sería el momento de entonar cada uno el Magnificat de agradecimiento por la Navidad?

Porque la Navidad comenzó en el seno de María.

Porque María canta el don de su maternidad.

Porque la Navidad es el don que Dios hace de sí mismo.

Porque la Navidad es el himno del amor de Dios a los hombres.

Porque la Navidad es la señal de lo que Dios puede hacer en nosotros.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo B Tagged: agradecimiento, gratitud, magnificat, maria
20:41

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