Franciscanos al borde de la bancarrota

La histórica congregación religiosa de los Franciscanos quedó al borde de la bancarrota por operaciones descontroladas e inversiones en sociedades de dudosa credibilidad, algunas de ellas ligadas a tráfico de armas y droga. El escándalo fue reconocido por el superior de la Orden de los Frailes Menores, el ministro general Michael Perry, en una carta que envió esta semana a todos los miembros del instituto religioso y en la cual acepta la gravedad del escándalo.


Visitation “Parece que ha habido una serie de transacciones financieras dudosas, lideradas por hermanos a los que se les había sido confiado el cuidado del patrimonio de la orden, sin el pleno conocimiento y consentimiento del anterior y del actual Definitorio general.El alcance y la importancia de estas operaciones han puesto en grave peligro la estabilidad financiera de la Curia general. Estas operaciones dudosas involucran diferentes personas que no son franciscanos pero que parecen haber jugado un papel central en el asunto”, escribió Perry.


Todo explotó en septiembre pasado, luego que la justicia suiza secuestró algunos depósitos realizados por le congregación por algunas decenas de millones de euros y que habían sido invertidos en algunas empresas investigadas por tráficos ilícitos. La noticia llegó rápidamente a oídos del Papa, entre otras cosas porque las operaciones que provocaron la crisis tuvieron lugar cuando era ministro general el español José Rodríguez Carballo, actual cercano colaborador de Francisco como secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Religiosa del Vaticano.


Por esas fechas, como informó Perry, el Definitorio general (es decir el máximo órgano de gobierno de la orden), comenzó una investigación interna sobre las actividades financieras realizadas por la Oficina del Ecónomo general de la misma congregación. Poco después –en octubre- el ecónomo, el padre Giancarlo Lati, renunció tanto a su puesto como a su cargo de representante legal. Oficialmente se había dicho que su salida era “por motivos de salud”, pero para entonces ya un grupo de abogados especialistas estaban estudiando la situación.


Los franciscanos supieron de estos cambios a través de la página web de la orden, sin mayores explicaciones. En ese tiempo se informó que el vice-ecónomo, Silvio De La Fuente, comenzó a actuar como ecónomo, mientras otros hermano había sido nombrado como representante y un tercero, Pasquale Del Pezzo, como “delegado especial” del ministro general para los asuntos económicos.


Simultáneamente un grupo de tres hermanos comenzó una investigación a fondo para verificar la situación económica de la Curia general, examinar los sistemas de vigilancia administrativa interna y estudiar todas las actividades del ecónomo, de 2003 a la fecha, para identificar operaciones sospechosas. El resultado fue desastroso. “En primer lugar, la Curia general se encuentra en una situación de grave, subrayo grave, dificultad financiera, con una gran cantidad de deudas”, confesó Perry.


Y agregó: “En segundo lugar, se ha encontrado que los sistemas de vigilancia y de control financiero de la gestión del patrimonio de la Orden eran o demasiado débiles o poco libres, con la inevitable consecuencia de su falta de eficacia con respecto a la preservación de una administración responsable y transparente”. Denunció además el “papel significativo” que han tenido en esta grave situación “algunas personas externas”, que no son miembros de la Orden.


En su texto el ministro Perry no dio detalles ni de las operaciones que llevaron a la congregación al borde de la bancarrota, ni se refirió a las investigaciones de la justicia suiza y que fueron difundidas por la prensa italiana. Según trascendió, la crisis habría sido alimentada por la construcción de “Il Cantico”, un lujoso hotel establecido sobre el edificio de la Curia general ubicado a escasos 500 metros del Vaticano.


El superior reconoció además que, para arrojar luz sobre todo el problema, el Definitorio general decidió por unanimidad solicitar la intervención de las autoridades civiles, es decir la magistratura italiana. Al mismo tiempo hizo un llamado a todas las provincias de la congregación para que ayuden financieramente al gobierno central.


“Les pido a todos los Ministros provinciales y Custodios su comprensión y ayuda financiera para que nos ayuden a hacerle frente a la actual situación, que también incluye el pago de grandes sumas de dinero por intereses”, apuntó.


Anticipó además que el próximo año tendrá lugar un capítulo de la congregación y en esa oportunidad será el momento para dar las explicaciones. “Me doy cuenta de que muchos de vosotros quedarán muy decepcionados y desanimados por todo este asunto. Además, surgirán muchas preguntas, para las que ustedes tienen derecho a una respuesta. Espero poder ofrecer pronto más información. Tengo la intención de hacer un informe, lo más exhaustivo posible, respecto a todo este asunto durante el Capítulo general. Mientras tanto, junto con el Definitorio general, os pido desde lo profundo del corazón orar intensamente y apoyarnos mientras continuamos afrontando la evolución de esta dolorosa situación y mientras nos preparamos para celebrar el Capítulo general 2015.


Y justo cuando este escándalo captaba la atención de la prensa, el Papa Francisco advirtió que el poder y y el egoísmo hace estéril a la Iglesia. Lo hizo durante el sermón de su misa privada matutina, celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta del Vaticano este viernes. “Muchas veces yo pienso que la Iglesia, en algunas partes, más que madre es una empresaria”, dijo. ¿Claro no?


Serafines susurran.- Que en este caso se aplica la frase romana “manco a farlo apposta…”, cuya traducción sería algo así como “ni que lo hubiesen hecho a propósito”. Aplica pensando que apenas cinco meses atrás la Santa Sede publicó un documento justamente sobre este tema. Se trata de las “Líneas orientativas para la gestión de los bienes” en las congregaciones religiosas. El texto, producto del trabajo de varios especialistas y consecuencia de una jornada de estudio convocada a inicios de este 2014, fue escrito como un manual de transparencia y buenas prácticas.


Hasta ahí todo bien. Es más, el lector podría decir que el escándalo de los Franciscanos demuestra lo necesario que era ese manuel. Podría también preguntarse ¿a qué viene la crítica? Sucede que ese texto, dispensador de consejos, lleva estampada nada menos que la firma de José Rodríguez Carballo en su calidad de secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Religiosa del Vaticano. Rúbrica que iba acompañada por la del Joao Braz de Aviz, el cardenal prefecto.


Ese Rodríguez Carballo es el mismo que era ministro general de la Orden Franciscana mientras se consumaba la ignominia. Considerando la carta de su sucesor Perry, durante su gobierno millones de euros fueron mal utilizados e invertidos en operaciones sucias. Un escándalo catastrófico. Todo ahí, en sus narices. Y él que ni se enteró. Tampoco se enteraron en el Vaticano, donde él fue promovido a un cargo de alto nivel por el Papa Francisco.


CARTA A TODOS LOS HERMANOS DE LA ORDEN (Fr. Michael A. Perry, OFM, ministro general)


14:05
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